Si comenzamos afirmando que una nueva concepción económica del crecimiento, una nueva Economía Política de la transformación social, puede construirse a partir de la familia, tal aseveración será entendida como extraña, o quizás exagerada. Sostenemos que no es así, sino que responde al potencial de una realidad que avalan los hechos: población, capital humano, ahorro e inversión, capital social, pobreza, desigualdad, capacidad para disponer de prestaciones sociales, todo lo que es determinante para el desarrollo, es decir el crecimiento económico y el bienestar depende decisivamente de la familia.
Vivimos algo más que las secuelas de una gran crisis económica mal resuelta. Estamos sumergidos en una acumulación de dinámicas destructivas que se acumulan, mezclan y refuerzan entre ellas; la económica es solo su última manifestación. Vivimos en el plano inclinado del hundimiento demográfico, fingiendo un imposible asentamiento, en un entorno de crisis ambiental irresuelta. Sufrimos los estragos de la desigualdad y la pobreza creciente, que ya eran bien perceptibles antes de la crisis, solo que esta actúa como una lente de aumento.
Europa tiene problemas de crecimiento y Alemania impone una política económica rara, que solo se explica en el contexto de una sociedad envejecida, una gerontocracia, mientras Japón hace años que intenta salir de la misma trampa, a la que en ocasiones llamamos deflación, cuando su nombre verdadero es envejecimiento extremo, causado no tanto por la esperanza de vida, que puede influir entre un 25% y 30%, como por la insuficiente natalidad, que determina el resto del porcentaje. España se acerca a aquella situación con un agravante: nuestra productividad total de los factores aumenta con dificultad y solo se muestra algo espléndida cuando va acompañada de despidos masivos. La crisis de las instituciones políticas es ya peligrosa, aunque en este caso la gerontocracia funciona como válvula de seguridad. Revueltas seguro, revoluciones improbables; cuestión de edad. Europa no solo parece incapaz de revitalizar su maltrecha Unión, sino que en sus estados surgen fuerzas de separación entre el norte y el sur, en el Reino Unido, en España, mientras en los Balcanes, cuna de nacionalismos cruzados, sigue con su inestabilidad endémica.
El Estado del Bienestar está en crisis y algunos claman por su reducción -mientras otros protestan por ello- o por su reforma, que es difícil de separar de lo primero, vistos los planteamientos prácticos. ¿Cómo podemos reformar el Estado del Bienestar para que la solidaridad continúe, pero sin que sea un freno a la iniciativa y al riesgo a ella asociado?
El crecimiento económico de Europa es pobre, y ciertamente ha contribuido a ello la solución alemana, pero es absurdo pensar que se arregla solo inyectando más y más liquidez al sistema, en un acto que termina por ser mágico: la invención infinita del dinero.
No existe una sola solución para todo esto, claro, pero si hay enfoques globales, sistémicos, eficientes, y otros que no lo son. El que propugnamos lo es, y se basa en ser consecuentes con lo que sabemos sobre los fundamentos del crecimiento económico, el bienestar; el desarrollo económico y social en definitiva, asumiendo con realismo el papel que en todo ello tiene la familia -junto con otras instituciones- para salir del maldito embrollo. Con ella sola no bastará, pero sin ella, en las condiciones concretas de lugares como España y Europa, será imposible. Es necesario enfocar el crecimiento y el logro del bienestar desde las funciones que la familia desarrolla, modificando a su vez el modelo económico y social, para lograr las condiciones de máxima eficiencia para aquellas funciones, algo que sea dicho de paso redundaría en una vida más humanizada, amable y muy probablemente más feliz, aunque este es un concepto equivoco, cuando se le invoca en términos sociales.
This entry passed through the Full-Text RSS service - if this is your content and you're reading it on someone else's site, please read the FAQ at fivefilters.org/content-only/faq.php#publishers.
Publicar un comentario