La ley del suicidio asistido fue firmada el 5 de octubre de 2015 por el gobernador de California, Jerry Brown, y permite que los médicos puedan prescribir fármacos a los enfermos cuya esperanza de vida sea de seis meses. La norma entró en vigor en junio de este año.
En Colorado los ciudadanos votarán el 8 de noviembre una norma similar. La legalización de esta práctica también avanza en Nueva Jersey y en el distrito de Columbia.
Mons. José Gómez ha manifestado en muchas ocasiones su oposición a la legalización del suicidio asistido.
El Prelado recordó que desde los primeros siglos los médicos cristianos atendían a los enfermos sin discriminar por raza, religión o país de procedencia. Añadió que desde siempre se negaron a participar en abortos, suicidios asistidos, infanticidios, control de natalidad y la castración que “consideraban prácticas médicas malas y contrarias a las verdades del Evangelio”.
Actualmente, los médicos católicos siguen manteniendo estos compromisos en pie y se enfrentan a nuevos desafíos respecto al cuidado de la salud, como el del suicidio asistido.
El estado de California ha presupuestado 2,3 millones de dólares para subvencionar la administración de fármacos letales a los pobres a través del sistema de salud Medi-Cal. El Arzobispo alertó que a los pobres se les presentará el suicidio asistido como una “opción recomendada o única”.
Pero los pobres no serán los únicos ya que también el suicidio asistido se promoverá para los enfermos mentales.
El Prelado denunció que los funcionarios del Estado han publicado regulaciones que obligan a los médicos que trabajen en instituciones estatales a ayudar a sus pacientes a suicidarse en caso de que lo soliciten.
“A nivel nacional, estamos siendo testigos de medidas agresivas que buscan eliminar antiguas reservas de conciencia y obligar a los médicos y enfermeras a tomar parte en el matar a sus pacientes, y también en realizar abortos, esterilizaciones, cirugías de ‘cambio de sexo’ y otras prácticas a las que se oponen por razones morales”, señaló.
Varias revistas y organizaciones, como Ética Práctica, han señalado que los médicos deberían ser obligados a realizar cualquier procedimiento permitido por la ley. Los que se nieguen “deben ser llevados ante ‘tribunales’ y forzados a ‘compensar a la sociedad y al sistema de salud por su fracaso a la hora de cumplir con sus obligaciones profesionales’”.
Mons. Gómez indicó que frente a esta situación, la Iglesia “está trabajando con empeño” en la “construcción de una nueva cultura del cuidado de la salud, una cultura basada en la conciencia y en la compasión”.
En los hospitales católicos de Los Ángeles como Providence St. Joseph y Dignity Health, los médicos se han comprometido a proporcionar un cuidado de calidad y de atención integral de la persona.
También varias órdenes religiosas brindan cuidados de enfermería y de ministerio pastoral a los enfermos y ancianos.
Además, cuentan con el apoyo del Dr. Ira Byock, fundador del Instituto para el Cuidado Humano de Providence. En la oficina de la arquidiócesis para la Vida, la Justicia y la Paz se está impartiendo un programa de “Cuidado y preparación” para los líderes parroquiales y particulares.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 18 de octubre de 2016
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