En Egipto, el islam necesita que se produzca un cambio en su discurso religioso, señala el portavoz de la Iglesia Católica en Egipto, P. Rafic Greiche.
En declaraciones a ACI Prensa, el sacerdote residente en El Cairo lamentó la influencia del salafismo, ideología extremista sostenida y respaldada por el régimen Wahhabí de Arabia Saudí, en el mundo musulmán.
A pesar de todo, señaló que en Egipto “todo cristiano tiene derecho a practicar su religión”, si bien es cierto que “un musulmán que se convierta al cristianismo no puede vivir libremente su fe”.
Tampoco “los eruditos musulmanes, que tendrían la capacidad de impulsar ese cambio de discurso, pueden hablar libremente de los desafíos de la religión islámica, porque podrían sufrir ataques por parte de los salafistas”.
En Egipto, cristianos y musulmanes conviven desde la llegada misma del islam al país. Los cristianos egipcios representan el 5% de una población de casi 90 millones de habitantes en la que el 95% se declara musulmán.
La mayor parte de los cristianos egipcios pertenecen a la Iglesia copta, aunque también existe una pequeña comunidad católica. Los orígenes del cristianismo egipcio se remontan al siglo I con la predicación del Evangelista San Marcos.
El islam irrumpió en el país del Nilo irrumpió en el siglo VII con la llegada de invasores procedentes de la península arábiga.
“Si conoces Egipto, verás que musulmanes y cristianos egipcios viven juntos en los mismos pueblos, en las mismas calles y en los mismos edificios”, destacó.
“La mayoría de los 90 millones de egipcios no tienen problemas para vivir juntos, pero en determinadas zonas, donde la pobreza, la escasa alfabetización y el fundamentalismo tienen una notable presencia, puede haber problemas sectarios”.
Sin embargo, “si comparamos el momento actual con el año 2013 cuando gobernaban los Hermanos Musulmanes, la situación es muy diferente”.
Los cristianos egipcios “son muy religiosos y la Iglesia tiene una gran importancia para sus vidas. En cualquier caso, no se puede negar que, debido al fundamentalismo, hay discriminación, especialmente en algunos sectores de la sociedad como la seguridad, la Universidad o el acceso al mercado de trabajo”, refirió el sacerdote.
Los cristianos han perdido el miedo
Por otra parte, la hermana Expedita Pérez León, misionera comboniana que trabaja en Alejandría con refugiados sudaneses, indica que los cristianos en Egipto han perdido el miedo a exigir sus derechos y se están incorporando poco a poco a la sociedad, dispuestos a asumir sus responsabilidades en una sociedad que lucha por su progreso y cohesión nacional.
La misionera de origen español explica que “ciertamente, se ha producido un cambio en la convivencia religiosa entre cristianos y musulmanes tras la revolución en Egipto”.
Tras 30 años de gobierno de Hosni Mubarak, el 11 de febrero de 2011 el presidente egipcio dimitió como consecuencia de las protestas masivas que reclamaban democracia en el contexto de la llamada “Primavera Árabe”.
Después de un largo proceso electoral, el partido islamista de los Hermanos Musulmanes accedió el poder, hasta que el Consejo Militar Supremo destituyó al nuevo presidente, Mohamed Mursi, y convocó nuevas elecciones.
Desde junio de 2014, el ex militar Abdulfatah Al-Sisi ocupa la presidencia del país al resultar ganador de las elecciones presidenciales. El nuevo presidente limitó la acción política de los islamistas radicales y trabaja en colaboración con los diferentes líderes religiosos por lograr una convivencia pacífica entre musulmanes y cristianos en el país.
Según señala la hermana Expedita, como resultado de todo ese proceso la sociedad ha cambiado tanto en un aspecto positivo, como en otro negativo.
“Me explico: al comienzo de la revolución, cristianos y musulmanes tenían un único objetivo: pan, libertad y justicia; dejando de lado el factor religioso. Después, tras la ‘abdicación’ del presidente Mubarak, el movimiento de corte islámico-religioso se apropió de la revolución para marcar un nuevo objetivo dirigido a establecer un estado islámico en Egipto”.
Sin embargo, la llama de la libertad y de la convivencia entre los egipcios ya había prendido en la sociedad.
“Los cristianos, que se habían liberado de su habitual actitud pasiva ante los asuntos políticos y liberales y, apoyados por una élite de intelectuales egipcios, reclamaron su derecho a la ciudadanía. Incluso se produjeron enfrentamientos durante los cuales los cristianos sufrieron violencia e injusticias sin que el Consejo Militar Supremo interviniera, lo cual lo convirtió en cómplice”.
Fue más tarde, al situarse en primer plano los salafistas, cuando el ejército decidió actuar. Algunos ejemplos de la violencia e injusticias sufridas por los cristianos fueron la destrucción de una iglesia en las cercanías de Guiza, la matanza de manifestantes en El Cairo o los enfrentamientos en el barrio cairota de Moqattam, detalla la hermana Expedita.
“Después de la revolución se revelaron las verdaderas intenciones de todos y se derrumbó la barrera del miedo. Quien reclamaba un estado religioso, lo decía de forma abierta, y quien estaba a favor de un estado laico que garantizara los derechos de todos los ciudadanos independientemente de su religión, también lo expresaba abiertamente”, indica.
“Muchos artículos de diversos intelectuales en diferentes periódicos, revistas o programas televisivos comenzaron a reclamar derechos para los cristianos”.
Libertad religiosa
Al preguntarle sobre la libertad religiosa en Egipto y la discriminación contra la minoría cristiana, la hermana Expedita dice que “no se puede hablar de una persecución deliberada y sistemática, todo depende de las actitudes y puntos de vista”.
“Dado que los musulmanes son la gran mayoría en Egipto, es posible que se dé la impresión equivocada de que hay una persecución o discriminación sistemática”.
La religiosa explica que “los cristianos egipcios tienen fortalezas y debilidades, con todo lo que ello implica. Su religiosidad se expresa en el culto litúrgico y en las prácticas externas con una separación entre la religiosidad y la fe. Sufren un complejo de inferioridad, típico de las minorías”.
Como consecuencia, y debido a la secular discriminación social de la que son víctimas, muchas veces “interpretan cada acción como una conspiración premeditada e intencionada”.
La religiosa comboniana trabaja en Alejandría al servicio de los refugiados sudaneses, en especial en el campo de la educación.
“He sido la coordinadora didáctica de tres escuelas abiertas por los Hermanos Misioneros Combonianos en el Cairo para los refugiados sudaneses y otros”.
Explica que “desde hace un año me encuentro en Alejandría como responsable de una comunidad de hermanas ancianas y enfermas. Nuestra comunidad está situada en una zona popular de la ciudad. Seis de nosotras tenemos una edad entre los 50 y 70 años, mientras que las otras 24 tienen entre 80 y 96 años”.
A pesar de su edad, llevan adelante diversos servicios, como un dispensario para los pobres donde 7 doctores y 5 enfermeras atienden a entre 200 y 300 personas cada día; o una guardería para 300 niños y niñas.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 24 de junio de 2016
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