(ZENIT – 29 enero 2018).- “No hay humildad verdadera sin humillación”, es la reflexión que ha ofrecido el Papa Francisco en su homilía de la Misa en Santa Marta, esta mañana, 29 de enero de 2018.
Francisco ha invitado a meditar: “Si tú no eres capaz de tolerar, de llevar sobre tus espaldas una humillación, tú no eres humilde: haces de cuenta, pero no lo eres”.
Humildad prêt-à-porter
“A veces pensamos que la humildad es ir tranquilos, ir quizás con la cabeza baja mirando el suelo… pero también los cerdos caminan con la cabeza baja: ésta no es humildad. Es esta humildad falsa, prêt-à-porter, que no salva ni salvaguarda el corazón”, ha descrito el Pontífice.
Francisco ha reflexionado a partir de la figura del rey David, inspirándose en la Primera Lectura propuesta por la liturgia del día: Su hijo Absalón “hace una revolución contra él” –ha detallado el Papa–. En aquel momento David no piensa “en su propia piel” sino en salvar al pueblo, el Templo, el Arca. Y huye: “Un gesto que parece cobarde, pero que es valeroso”, subrayó el Papa. Lloraba, caminando con la cabeza cubierta y los pies descalzos.
Pero el gran David es humillado no sólo con la derrota y la fuga, sino también con el insulto, ha explicado Francisco. Durante la fuga, un hombre, Simei, lo insulta diciéndole que el Señor había hecho recaer sobre él toda la sangre de la casa de Saúl – “en lugar del que reinas” – y que había puesto el reino en las manos de su hijo Absalón: “He aquí en tu ruina – afirmaba – porque eres un sanguinario”. David se lo permite a pesar de que los suyos quieran defenderlo: “Es el Señor el que me inspira a insultarme”, quizá “este insulto conmueva el corazón del Señor y me bendiga”.
Humillaciones con esperanza
En este contexto, el Obispo de Roma ha añadido la idea de que David carga sobre sus espaldas sus propios pecados”. David es Santo; Jesús, con la santidad de Dios, es precisamente Santo”, dijo el Papa y añadió: “David es pecador, Jesús es pecador pero con nuestros pecados. Y ambos son humillados”.
“Siempre está la tentación de luchar contra aquello que nos calumnia, contra lo que nos hace la humillación, que nos hace pasar vergüenza, como este Simei” –ha añadido el Papa–. Y David dice: ‘No’. El Señor dice: ‘No’. Aquel no es el camino.
El camino es el de Jesús, profetizado por David: llevar las humillaciones. “Quizá el Señor mire mi aflicción y me dé el bien en lugar de la maldición de hoy”: Llevar las humillaciones con esperanza –ha propuesto el Santo Padre–.
Asimismo, el Papa ha advertido que la humildad no es justificarse inmediatamente frente a la ofensa, tratando de parecer bueno: “Si no sabes vivir una humillación, tú no eres humilde”, dijo Francisco y añadió que “ésta es la regla de oro”.
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