Consultado sobre qué le pasa por la cabeza al saber de quienes se niegan a acoger a los migrantes, el Santo Padre dijo que “por la cabeza nada, no entiendo. Por el corazón, mucho dolor”.
“No entiendo la insensibilidad, o no entiendo la injusticia”, dijo. “Injusticia de guerra, injusticia de hambre, injusticia de explotación, que hace que una persona migre buscando cosas mejores. Y la injusticia de quien le cierra la puerta”.
Para el Papa, “la actitud fundamental” que se debe tener frente a los migrantes “es el corazón abierto, porque incluso es la actitud cristiana, la de la Biblia. Ya en el Antiguo Testamento, en Deuteronomio (dice) recibirás y tratarás bien al migrante, porque no te olvides que vos fuiste migrante en Egipto”.
“El humano tiene que tener el corazón abierto”, insistió.
El Santo Padre señaló además que “el primer paso es recibir, el segundo es acompañar, el tercero es promoverlo al migrante y para integrarlo, el cuarto paso”.
“Si no se dan estos cuatro pasos, el recibir es incompleto: lo recibís y lo dejás en la calle y sigue siendo migrante explotado”.
El Papa precisó sin embargo que “también un país tiene que preguntarse sobre la capacidad de estos cuatro pasos. El solo recibir y dejarlos en la calle es horrible, es una falta de respeto grande a la persona. Entonces si yo no puedo recibirlos con todo esto, y ahí está la unión de los países, que va más allá de la Unión Europea. Países que no están en la Unión Europea están recibiendo”.
Incluso, señaló, países pobres “se las arreglan para recibir e integrar a su manera”.
El Santo Padre lamentó que “la Madre Europa se volvió demasiado abuela, ¿viste?, se envejeció de golpe”, y subrayó que el problema de más grande de ese continente “es que se olvidó cuando después de las guerras sus hijos iban a golpear las puertas de América, América del Norte, América del Sur, se olvidó”.
“Junto a eso, el problema es que no crece. Estamos viviendo un invierno demográfico grave. No sé en España qué índice de crecimiento tienen, acá estamos bajo cero, en Italia. Entonces qué hacemos. Es grave el problema de Europa, como que se ha ensimismado, no tienen hijos, no recibe migrantes”.
El Papa criticó además la retención en el puerto de Barcelona de un barco de la fundación Open Arms, que rescata migrantes náufragos en el Mediterráneo, desde enero de este año por parte de gobierno español.
“Me parece mal”, dijo, y “una injusticia muy grande, porque ¿para qué se hace? Para que (los migrantes que habitualmente rescatan) se ahoguen”.
Luego se refirió al muro que construirá el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en su frontera con México. “El que levanta un muro termina prisionero del muro que levantó, eso es ley universal”, aseguró.
“Y eso se da en el orden social y en el orden personal. Si vos levantás un muro en tu persona, terminás prisionero de ese muro que levantaste. Sí, defiendo mi autonomía, sí, pero te quedás solo como un hongo”.
“La alternativa son los puentes, levantar puentes”, señaló.
Al ser consultado por el cerco con filos cortantes que separa el sur de España de Marruecos, para evitar que los migrantes africanos crucen a Europa, el Papa dijo que “pienso que si mi mamá o mi hijo o mi hermano necesitado y todo se arriesga a pasar y le pasa eso, lo viviría con mucho dolor. Y cada uno de los que hace eso es mi madre, mi hijo, mi hermano”.
“Es tal la inconciencia que parece lo más natural, nos hemos acostumbrado a esto. El mundo se olvidó de llorar. Esto es lo más inhumano que hay. Esto demuestra hasta dónde es capar de descender la humanidad de una persona”, dijo.
A los católicos que se oponen a la inmigración, les alentó a “que lean el Evangelio y que sean coherentes”.
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