Luego de pronunciar su homilía, centrada en el pasaje evangélico en que Cristo perdona a la mujer adúltera que iba a ser apedreada, el Santo Padre acudió a uno de los confesionarios de la basílica vaticana para recibir de parte de un sacerdote la absolución de sus pecados.
Posteriormente, el Santo Padre administró el sacramento de la Reconciliación a once fieles de diferentes países, como Italia, Polonia, Vietnam y Colombia.
En su homilía, el Papa recordó que para Cristo “antes que el pecado está el pecador”. En ese sentido, invitó a los fieles a pedir a Dios “tener el enfoque cristiano de la vida, donde antes que el pecado veamos con amor al pecador, antes que los errores a quien se equivoca, antes que la historia a la persona”.
“Si queremos la liberación del mal hay que dejar actuar al Señor, que perdona y sana. Y lo hace sobre todo a través del sacramento que estamos por celebrar. La confesión es el paso de la miseria a la misericordia, es la escritura de Dios en el corazón. Allí leemos que somos preciosos a los ojos de Dios, que él es Padre y nos ama más que nosotros mismos”, afirmó.
La Jornada “24 horas para el Señor” es convocada por el Santo Padre y promovida en todo el mundo por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.
El lema de este año es del Evangelio de San Juan, “Yo tampoco te condeno”. El dicasterio explicó que con esta cita “se propone contemplar la imagen de Jesús que a diferencia de la multitud reunida para juzgar y condenar, ofrece su infinita misericordia, como una oportunidad para acoger la gracia y una nueva vida”.
En la carta apostólica Misericordia et Misera, el Papa Francisco recuerda que “el Sacramento de la Reconciliación debe redescubrir su lugar central en la vida cristiana”.
En ese sentido, la iniciativa “24 horas para el Señor”, en cercanía al IV domingo de Cuaresma, “encuentra mucho apoyo en las diócesis y sigue siendo un fuerte llamado pastoral para vivir intensamente el Sacramento de la Confesión".
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