Vicario de Arabia: «Espero volver a Yemen antes de terminar mi obispado»

(AsiaNews) La situación de Yemen a 4 años del inicio del conflicto «aparece bloqueada» porque «falta aquella capacidad» de las partes en lucha «de encontrar un compromiso, de buscar una solución que no deje sólo vencedores y vencidos». Es cuanto narra a AsiaNews, Mons Paul Hinder, vicario apostólico de Arabia Saudita (Emiratos Árabes Unidos, Omán y Yemen), que revela su gran deseo antes de terminar su mandato: «Espero- confiesa- poder volver a ver Yemen con mis ojos, antes de dejar mi episcopado en Arabia».

El prelado puso pie por primera vez en el país en 2014, cuando ya se entreveían señales de tensiones internas. «Estuve en ADén- recuerda- donde bendije un altar de la catedral y presidí el ingreso de un párroco, permanecí sólo por 3 meses». Durante el viaje hacia el aeropuerto, prosigue, «a último momento cambiamos recorrido. En un segundo momento supe que el recorrido que habríamos tenido que hacer en origen había sido teatro de un ataque».

La sucesiva visita pastoral estaba prevista para marzo del año siguiente, pero el ingreso de Arabia Saudita en el conflicto y la escalada de violencias bloqueó tales proyectos: «Me llamaron de Yemen- narra Mons. Hinder- y me dijeron que no fuera. Luego 2 de los 3 sacerdotes partieron durante la Semana Santa, siguiendo los pedidos del gobierno indio (país de origen). Quedó 1, pero en 2016 también él tuvo que partir por motivos de salud».

En la comunidad cristiana está aún viva la memoria del ataque de matriz yihadista al complejo de las Misioneras de la Caridad de marzo de 2016, en el cual fueron asesinadas 4 religiosas y otras 12 personas. En la ocasión los extremistas han secuestrado a 1 sacerdote, el p. Tom Uzhunnalil, liberado en septiembre del año sucesivo. «Sería un sueño realizar la visita pastoral- subraya el vicario- por esto espero con ansia un mejoramiento de la situación» que parece todavía lejano.

De hecho, es de los días pasados la noticia de la muerte de 8 personas, entre las cuales 4 niños, en el contexto de un ataque aéreo que embistió un hospital que trabaja en colaboración con voluntarios y activistas de Save the Chilndren. Testimonios oculares refieren que un misil- partio con toda probabilidad de un caza de la coalición árabe guiada por los sauditas- que ha atacado una gasolinera situada cerca del ingreso principal del nosocomio de Ritaf, área agrícola a 100 Km al sur de Saada. Ya en el pasado ataques aéreos de Riad habían atacado hospitales y escuelas, con víctimas también entre los niños.

En Yemen se respira todavía un clima de gran tensión y violencias. «A veces- afirma Mons. Hinder- parecen surgir señales de mejoramiento, luego el proceso se bloquea porque falta la capacidad de alcanzar un compromiso. Se necesita confianza, pero falta el clima para reconstruirla». A esto, prosigue, se agrega «quien gana con el conflicto y no tiene ningún interés en que se detenga, actores conocidos y desconocidos pero que juegan una parte importante. Los únicos inocentes son las víctimas civiles».

La guerra en Yemen iniciada en 2014, como un conflicto interno entre gubernamentales filo-sauditas y rebeldes houthi cercanos a Irán, degenerado en marzo de 2015 con la intervención de la coalición árabe guiada por Riad, hizo registrar más de 10 mil muertos y 55 mil heridos. Organismos independientes fijan el saldo (entre enero de 2016 y fines de 2018) en cerca de 57 mil decesos. Para la ONU el conflicto provocó «la peor crisis humanitaria del mundo», cerca de 24 millones de yemenitas (par al 80% de la población) necesitan urgente asistencia humanitaria. Los niños soldados serían cerca de 2500 y la mitad de las jóvenes se casan antes de los 15 años.

«A nivel humanitario- explica el prelado- la situación parece haber empeorado, pero la realidad cambia de región por región. Entre los nudos más críticos está la ciudad portuaria de Hudaydah, porque de aquel sector entran bienes, mercaderías, ayudas que son luego transportadas a la zona controlada por los Houthi», mientras que el frente opuesto trata en todos los modos bloquear las provisiones. Además existe el problema de «encontrar fuentes confiables y competentes para tener informaciones». «Cada tanto, concluye- logro hablar con algún cristiano que esté todavía en el país, que no esconden su preocupación por el futuro de la Iglesia y de Yemen. ¿Qué piden? Además de la paz, la posibilidad de vivir la propia fe y tener de nuevo un sacerdote que se pueda ocupar de sus necesidades espirituales y materiales».

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