ENVÍA EL PAPA AYUDA PARA DAMNIFICADOS
El
Papa Francisco, hondamente preocupado por las dramáticas consecuencias del paso de los fenómenos "Ingrid" y
"Manuel", además de dirigir un mensaje de consuelo y solidaridad a
México, ha enviado $100,000.00 dólares a través del Pontificio Consejo
"Cor Unum" para ayudar a los damnificados, mismos que serán
distribuidos por medio de las diócesis de las zonas afectadas. De esta manera,
el Obispo de Roma se suma a los esfuerzos de la Iglesia Católica en México,
que, como lo ha hecho siempre en situaciones semejantes, desde el comienzo de
la desgracia ha estado cerca de quienes han perdido a sus seres queridos y se
han quedado sin hogar y sin patrimonio.
Los
obispos de la República Mexicana, sacerdotes, diáconos, personas consagradas,
seminaristas, fieles laicos y hombres y mujeres de buena voluntad, han
respondido pronta, generosa y organizadamente ante la emergencia. Además de
unirse en oración para implorar la misericordia divina, han ayudado a desalojar
a personas y comunidades en peligro. Se han sumado a las tareas de rescate y
limpieza. Han instalado albergues y centros de acopio. Han convocado a la
solidaridad con los damnificados. Sorteando dificultades y limitaciones de
recursos y de medios de transporte, han colectado y distribuido sin descanso y
de forma permanente varias toneladas de alimentos, agua, medicinas, ropa y
artículos de primera necesidad, a través de catedrales, parroquias y seminarios.
https://www.facebook.com/media/set/?set=a.512921915448055.1073742
El
Papa Francisco, hondamente preocupado por las dramáticas consecuencias del paso de los fenómenos "Ingrid" y
"Manuel", además de dirigir un mensaje de consuelo y solidaridad a
México, ha enviado $100,000.00 dólares a través del Pontificio Consejo
"Cor Unum" para ayudar a los damnificados, mismos que serán
distribuidos por medio de las diócesis de las zonas afectadas. De esta manera,
el Obispo de Roma se suma a los esfuerzos de la Iglesia Católica en México,
que, como lo ha hecho siempre en situaciones semejantes, desde el comienzo de
la desgracia ha estado cerca de quienes han perdido a sus seres queridos y se
han quedado sin hogar y sin patrimonio.
Los
obispos de la República Mexicana, sacerdotes, diáconos, personas consagradas,
seminaristas, fieles laicos y hombres y mujeres de buena voluntad, han
respondido pronta, generosa y organizadamente ante la emergencia. Además de
unirse en oración para implorar la misericordia divina, han ayudado a desalojar
a personas y comunidades en peligro. Se han sumado a las tareas de rescate y
limpieza. Han instalado albergues y centros de acopio. Han convocado a la
solidaridad con los damnificados. Sorteando dificultades y limitaciones de
recursos y de medios de transporte, han colectado y distribuido sin descanso y
de forma permanente varias toneladas de alimentos, agua, medicinas, ropa y
artículos de primera necesidad, a través de catedrales, parroquias y seminarios.
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