Hoy el reto del Amor es dejarse construir.
Ayer por la mañana, las del noviciado y sor Aroa comenzamos a construir una caseta de madera en frente del invernadero para poder tener todo el material ahí bien guardado. Es preciosa. Bueno, lo digo por lo que se ve en las instrucciones, porque todavía nos queda por acabar.
Comenzamos a primerísima hora de la mañana para que nos cundiera un montón. Y, ¿por dónde empezar? Pues, está claro, por los cimientos. Colocamos cuatro paneles de plástico para hacer de suelo, pero nos dimos cuenta de que quedaban un poco desnivelados.
Bueno, pues manos a la obra, a nivelar uno por uno. Hazada por aquí, rastrillo y nivel por allá... Y así una y otra vez hasta que conseguimos que asentara bien.
Cuando miramos el reloj, ¡sorpresa! Se nos había ido casi toda la mañana en hacer esta parte y todavía no habíamos tocado una madera. Pero después, pensándolo bien, llegamos a la conclusión conjunta de que era necesario que los cimientos estuvieran bien puestos. "¡Ya lo dijo Jesús!"
Y es que la vida comenzamos a construirla por los cimientos cuando le damos realmente la mano a Cristo. Antes, todos hemos intentado comenzar por el tejado, currándonos llegar a lo más alto, poniéndonos cimas que terminan por frustrarnos, o bien porque nunca llegamos, o bien porque cuando llegamos nos encontramos un enorme vacío. Y es que un tejado no es una casa.
Pero el Señor es así, nos deja libres esperando a que nos demos cuenta de que Él está ahí, con su mono de trabajo y el manual de instrucciones donde aparece su sueño, lo que quiere para nosotros, tal y como a nosotras nos ha pasado con nuestra casita.
Sólo Cristo es el que comienza poco a poco, con delicado amor, a trabajar con nosotros, y es que, sólo el Amor edifica. Por eso hoy el reto del Amor es dejarse construir, pero recuerda que es Él quien tiene tu manual de instrucciones. ¿Le has preguntado ya cuál es el siguiente paso?
VIVE DE CRISTO
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