Ciudad del Vaticano, 29 de marzo de 2015.-Terminada la celebración eucarística, el Santo Padre rezó el Ángelus y saludó a todos los presentes, en particular a los jóvenes, que exhortó a proseguir su camino tanto en las diócesis, como en la peregrinación a través de los continentes, que los llevará el año próximo a Cracovia (Polonia), la patria de san Juan Pablo II, iniciador de las Jornadas Mundiales de la Juventud.
''El tema de ese gran encuentro ''Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia'' -dijo- armoniza con el Año Santo de la Misericordia. Dejáos llenar de la ternura del Padre, para difundirla a vuestro alrededor. Y ahora recemos a María, nuestra Madre, para que nos ayude a vivir con fe la Semana Santa. Ella también estaba presente cuando Jesús entró en Jerusalén aclamado por la multitud; pero su corazón, como el de su Hijo, estaba preparado para el sacrificio. Aprendamos de ella, Virgen fiel, a seguir al Señor también cuando su camino lleva a la cruz. Confío a su intercesión a las víctimas del accidente de aviación del martes pasado, entre las cuales se encontraba un grupo de estudiantes alemanes''.
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