El Gobierno francés ha movido ficha después de los atentados de este inicio de año. Uno de sus objetivos es garantizar que la segunda religión de Francia tendrá una voz que será escuchada, y que los franceses musulmanes respetarán las leyes de la República y su laicidad. Esto es la piedra angular de la reforma que el Gobierno francés está impulsando para reformar la situación del Islam en Francia. Esta reforma también pretende combatir y frenar la aparición de movimientos y actitudes antimusulmanas en la sociedad francesa. Hay un amplio acuerdo político de que es eso lo que hay que hacer ahora para mejorar la convivencia ciudadana.
Las iniciativas impulsadas por el Gobierno son estructurar un "espacio de diálogo" que aporte transparencia a la interlocución con el Islam de Francia. Este ámbito debería reflejar mejor la diversidad de los musulmanes, dando más relevancia a sus líderes intelectuales y sus dirigentes asociativos vistas las limitaciones de las actuales estructuras representativas. El Gobierno francés considera que este "espacio de diálogo" debe sustituir al poco representativo Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM), creado en 2003 por Nicolas Sarkozy cuando era ministro del Interior, y que ha sido incapaz de representar a una comunidad creyente que se calcula entre 4 y 5 millones de personas. El CFCM está prisionero de sus tensiones internas que aparecen de forma recurrente y paraliza la utilidad social de esta entidad. Básicamente se critica que esta institución, en lugar de estar orientada a potenciar un Islam de Francia, está prisionera de los intereses de los países origen o de referencia de muchos de los musulmanes franceses.
El actual ministro del interior francés, Bernard Cazeneuve, anunció también una serie de medidas para mejorar el dar confianza a los franceses musulmanes, como por ejemplo, garantizar la seguridad de los lugares de culto musulmán. Este ministro también ha explicado que se potenciará la formación de los imanes insistiendo en el aprendizaje de los valores cívicos, especialmente todo lo referente al respeto a la laicidad republicana. El Gobierno quiere que la entidad ‘Fundación para las obras del Islam de Francia’, institución creada en 2005 para supervisar la financiación de mezquitas, amplíe sus objetos en "la promoción del Islam" no sólo en términos de "culto" sino también en el campo del "desarrollo cultural". También se pretende desarrollar la investigación universitaria y potenciar diversas iniciativas para ofrecer a los ciudadanos franceses, creyentes o no, un mejor conocimiento de la segunda religión de Francia. Seguro que todos estos propósitos ayudarán a mejorar el tránsito hacia la construcción de un Islam de Francia. No obstante, no deja de ser paradójico que esta iniciativa esté dentro de la protección del Ministerio del Interior y no de una instancia política encargada de los asuntos religiosos de los franceses.
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