Sepa, antes que nada, que la masturbación no es un indicio de trastorno de personalidad o de un problema mental. Es un problema muy antiguo en la humanidad; ya el Libro de los Muertos, de los egipcios la condenaba hacia el año 1550 a. C. Para el código moral de los antiguos judíos era considerada un pecado grave.
Me he encontrado con hombres casados que han continuado masturbándose, aunque tuvieran una vida sexual regular con la esposa. Esto muestra que el vicio de la juventud ha continuado y perjudica al matrimonio.
Aunque las clases de “educación sexual” muchas veces enseñen que la masturbación es normal, y hasta necesaria, en realidad va en contra de la naturaleza y la ley de Dios.
Desafortunadamente en esas clases y en los libros sobre el tema, se aconseja a los alumnos que no tengan sentimientos de culpa, angustia o ansiedad, y enseñan que no es perjudicial para la salud. Esto no es verdad; muchos médicos afirman que la masturbación es perjudicial para el joven tanto física como psicológicamente.
La Iglesia enseña que es un acto desordenado. Aunque es defendida por muchos como “algo normal”, la Iglesia dice que no: “Tanto el Magisterio de la Iglesia, de acuerdo con una tradición constante, como el sentido moral de los fieles, han afirmado sin ninguna duda que la masturbación es un acto intrínseca y gravemente desordenado. El uso deliberado de la facultad sexual fuera de las relaciones conyugales normales contradice a su finalidad”. (CIC §2352).
Para luchar contra la masturbación es necesario adoptar varias actitudes:
1. Ten calma frente al problema
No eres ningún desequilibrado sexual, ni impuro, ni una prostituta en potencia. No eres una aberración porque te masturbas.
2. Corta todos los estimulantes del vicio
Desecha todas las revistas pornográficas, libros y películas eróticas que acostumbrabas ver. Y no te quedes mirando el cuerpo de las muchachas o los muchachos alimentando tu mente con deseos eróticos.
Deja de ver programas de TV o páginas en Internet que cada vez más echan pólvora en tu sangre. La TV y el Internet son hoy uno de los peores venenos para un joven que lucha contra la masturbación.
3. Haz un buen uso de tus horas libres
Aprovecha el tiempo para leer un buen libro, practicar deporte, salir con los amigos, caminar, etc. No te quedes sin hacer nada, especialmente en la cama, pues “mente vacía, oficina del diablo”.
4. No te desanimes ni desesperes nunca
Lucha diariamente contra la masturbación, pero si caes, levántate enseguida, pide perdón a Dios, de inmediato, y retoma el propósito de no pecar. No pises tu alma contentándote.
Di: “Está bien, me equivoqué, me caí, acepto mi falta humildemente, porque soy débil, voy a lograr, con la ayuda de Dios, superar esto. Continuaré luchando hasta librarme definitivamente, incluso si caigo millones de veces, no desistiré y no me desesperaré”.
Dios ama al joven, nuestra lucha contra el pecado; nuestra victoria frente a éste, es más nuestra perseverancia en la lucha que propiamente la victoria completa.
5. Alimenta tu alma con la oración, la palabra de Dios y los sacramentos de la Iglesia
Hay un dicho que dice: “Mosca no se sienta en plato caliente”.
Si quieres mantener tu alma cálida con el calor del Espíritu Santo, las moscas de la tentación no te perturbarán. Pero si el plato se enfría…
Tras una caída en el área sexual, siempre queda claro que faltó vigilancia y oración para no pecar. Muchas veces abusamos de nuestra debilidad y nos exponemos al peligro… y caemos.
Existe otro proverbio que dice: “La ocasión hace al ladrón” o “quien ama el peligro, en él perece”.
En realidad, hemos de pedir perdón a Dios más porque no vigilamos y no oramos, que por caer propiamente.
Sepa, antes que nada, que la masturbación no es un indicio de trastorno de personalidad o de un problema mental. Es un problema muy antiguo en la humanidad; ya el Libro de los Muertos, de los egipcios la condenaba hacia el año 1550 a. C. Para el código moral de los antiguos judíos era considerada un pecado grave.
Me he encontrado con hombres casados que han continuado masturbándose, aunque tuvieran una vida sexual regular con la esposa. Esto muestra que el vicio de la juventud ha continuado y perjudica al matrimonio.
Aunque las clases de “educación sexual” muchas veces enseñen que la masturbación es normal, y hasta necesaria, en realidad va en contra de la naturaleza y la ley de Dios.
Desafortunadamente en esas clases y en los libros sobre el tema, se aconseja a los alumnos que no tengan sentimientos de culpa, angustia o ansiedad, y enseñan que no es perjudicial para la salud. Esto no es verdad; muchos médicos afirman que la masturbación es perjudicial para el joven tanto física como psicológicamente.
La Iglesia enseña que es un acto desordenado. Aunque es defendida por muchos como “algo normal”, la Iglesia dice que no: “Tanto el Magisterio de la Iglesia, de acuerdo con una tradición constante, como el sentido moral de los fieles, han afirmado sin ninguna duda que la masturbación es un acto intrínseca y gravemente desordenado. El uso deliberado de la facultad sexual fuera de las relaciones conyugales normales contradice a su finalidad”. (CIC §2352).
Para luchar contra la masturbación es necesario adoptar varias actitudes:
1. Ten calma frente al problema
No eres ningún desequilibrado sexual, ni impuro, ni una prostituta en potencia. No eres una aberración porque te masturbas.
2. Corta todos los estimulantes del vicio
Desecha todas las revistas pornográficas, libros y películas eróticas que acostumbrabas ver. Y no te quedes mirando el cuerpo de las muchachas o los muchachos alimentando tu mente con deseos eróticos.
Deja de ver programas de TV o páginas en Internet que cada vez más echan pólvora en tu sangre. La TV y el Internet son hoy uno de los peores venenos para un joven que lucha contra la masturbación.
3. Haz un buen uso de tus horas libres
Aprovecha el tiempo para leer un buen libro, practicar deporte, salir con los amigos, caminar, etc. No te quedes sin hacer nada, especialmente en la cama, pues “mente vacía, oficina del diablo”.
4. No te desanimes ni desesperes nunca
Lucha diariamente contra la masturbación, pero si caes, levántate enseguida, pide perdón a Dios, de inmediato, y retoma el propósito de no pecar. No pises tu alma contentándote.
Di: “Está bien, me equivoqué, me caí, acepto mi falta humildemente, porque soy débil, voy a lograr, con la ayuda de Dios, superar esto. Continuaré luchando hasta librarme definitivamente, incluso si caigo millones de veces, no desistiré y no me desesperaré”.
Dios ama al joven, nuestra lucha contra el pecado; nuestra victoria frente a éste, es más nuestra perseverancia en la lucha que propiamente la victoria completa.
5. Alimenta tu alma con la oración, la palabra de Dios y los sacramentos de la Iglesia
Hay un dicho que dice: “Mosca no se sienta en plato caliente”.
Si quieres mantener tu alma cálida con el calor del Espíritu Santo, las moscas de la tentación no te perturbarán. Pero si el plato se enfría…
Tras una caída en el área sexual, siempre queda claro que faltó vigilancia y oración para no pecar. Muchas veces abusamos de nuestra debilidad y nos exponemos al peligro… y caemos.
Existe otro proverbio que dice: “La ocasión hace al ladrón” o “quien ama el peligro, en él perece”.
En realidad, hemos de pedir perdón a Dios más porque no vigilamos y no oramos, que por caer propiamente.
Publicar un comentario