San Antonio – “Después de esta visita, mi pregunta principal es: ¿Por qué? ¿Por qué se sienten obligados a poner en detención a estos individuos vulnerables, madres jóvenes y traumatizadas que con sus niños han huido de la persecución en sus países de origen?”. Lo ha cuestionado Mons. Garcia-Siller, obispo de San Antonio , después de que el 27 de marzo un grupo de obispos católicos y de otros líderes religiosos visitasen el centro de detención de Dilley, en la ciudad con el mismo nombre en el Texas .
“Una gran nación como la nuestra no necesita encarcelar a los más vulnerables como forma de disuasión. El carácter moral de una sociedad se juzga por como trata a los más vulnerables. Nuestra política de detención familiar es vergonzosa y ruego a los funcionarios electos a que le pongan fin a esta práctica”, ha añadido.
Mons. Elizondo, presidente de la comisión para las migraciones de la Conferencia de los obispos de los Estados Unidos , ha dicho tras la visita: “.La política de detención de la familia o sirve para nada y debilita el debido proceso. Se daña especialmente a los niños, que sufren un daño emocional y psicológico por la detención. Esta política es una mancha en el historial de la política americana en materia de inmigración”.
Según Mons. James Tamayo, obispo de Laredo, en Texas, existen alternativas a la detención: acciones humanitarias que pueden ser utilizadas en favor de las personas involucradas.
Desde el verano pasado, el Departamento de Seguridad Nacional ha arrestado a cientos de familias, conduciéndolas a centros de detención en Nuevo México, Texas y Pensilvania, como resultado de la nueva política de detención dirigida a las personas que huyen de América Central y cruzan ilegalmente la frontera con Estados Unidos.
“Una gran nación como la nuestra no necesita encarcelar a los más vulnerables como forma de disuasión. El carácter moral de una sociedad se juzga por como trata a los más vulnerables. Nuestra política de detención familiar es vergonzosa y ruego a los funcionarios electos a que le pongan fin a esta práctica”, ha añadido.
Mons. Elizondo, presidente de la comisión para las migraciones de la Conferencia de los obispos de los Estados Unidos , ha dicho tras la visita: “.La política de detención de la familia o sirve para nada y debilita el debido proceso. Se daña especialmente a los niños, que sufren un daño emocional y psicológico por la detención. Esta política es una mancha en el historial de la política americana en materia de inmigración”.
Según Mons. James Tamayo, obispo de Laredo, en Texas, existen alternativas a la detención: acciones humanitarias que pueden ser utilizadas en favor de las personas involucradas.
Desde el verano pasado, el Departamento de Seguridad Nacional ha arrestado a cientos de familias, conduciéndolas a centros de detención en Nuevo México, Texas y Pensilvania, como resultado de la nueva política de detención dirigida a las personas que huyen de América Central y cruzan ilegalmente la frontera con Estados Unidos.
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