Cómo llegar a ser pobre en España: el paro, el primer paso... pero hay más

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La Encuesta de Condiciones de Vida elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) hace una radiografía de la evolución de los ingresos por hogar desde 2009 y de las causas de una caída del 11,74% de esos ingresos hasta 2013.

 

En ese sentido, el porcentaje de población residente en España en riesgo de pobreza se incrementó hasta el 22,2% en 2014 (con ingresos de 2013), según el sondeo, frente al 20,4% que mostraba la encuesta de 2013 (ingresos de 2012).

 

Los datos del INE constatan que "el ingreso medio anual neto por hogar se situó en 26.154 euros, con una disminución del 2,3% respecto al año anterior", como se puede observar en el gráfico que sigue a continuación, reproducido a partir del informe del Instituto Nacional de Estadística.

 

Ese descenso no deja de ser un paso más en la constante caída de los ingresos por hogar desde 2009, año en que fueron de 29.634 euros; y le siguen 2010 (28.206 euros), 2011 (27.747), y 2012 (26.775).

 

 

Al mismo tiempo, el INE analiza cómo ha afectado en ese tiempo la caída de los ingresos en el día a día de los hogares, y cuántos de ellos se encuentran por esa causa en el umbral de la pobreza.

 

Siguiendo los criterios de Eurostat, el umbral de riesgo de pobreza se fija en el 60% de la mediana de los ingresos por unidad de consumo de las personas, y este umbral aumenta o disminuye en la medida que lo haga la mediana de los ingresos. Es decir, al disminuir los ingresos de la población, disminuye el umbral de riesgo de pobreza.

 

Los jóvenes, los más perjudicados

 

En el análisis de la población en riesgo de pobreza por edades, la encuesta revela que el aumento de la también llamada tasa de riesgo de pobreza es mayor en la población menor de 16 años, que resulta la más perjudicada por la caída de los ingresos.

 

Así, mientras la media de la tasa de riesgo de pobreza de la población residente en España se situó en 2014 (con datos de los ingresos de 2013) en el 22,2%, frente al 20,4% del año anterior, la de los menores de 16 años era en 2014 del 30,1%, 7,9 puntos superior a la del conjunto de la población, como se ve en este segundo gráfico.

 

 

De todas las franjas de edad analizadas en el gráfico, la de los 65 y más años es la única que muestra un descenso de esa tasa de riesgo de pobreza, con un 11,4%, mientras en 2009 era del 21,8%.

 

Sin embargo, cuando se mide la población en riesgo de pobreza por edades teniendo en cuenta el alquiler imputado, es decir la de aquellos hogares que no pagan alquiler, tienen cedido el piso gratuitamente o son propietarios del mismo, los porcentajes varían sustancialmente.

 

De esta manera, considerando el valor del alquiler imputado, la media de la tasa de la población en riesgo de pobreza pasa del 22,2% del anterior gráfico al 19,9% del que sigue a continuación, también reproducido a partir del estudio del INE.

 

 

También aquí los menores de 16 años son los más perjudicados de los diferentes grupos de edad, aunque la tasa desciende en 2014 (con datos de 2013) hasta el 29,6% en comparación con la tabla anterior. Sin embargo, en relación a 2009, en este gráfico se aprecia un mayor incremento que en el anterior.

 

Y si hablamos de los mayores de 65 años, las tasas de riesgo de pobreza son aún más positivas que en el gráfico que no contempla el alquiler imputado. Así, si en 2010 (con datos de 2009) era del 10,3%, en 2014 (datos de 2013) bajaba hasta el 5,9%. La propiedad o no de la vivienda marca aquí la gran diferencia.

 

La baja intensidad del empleo, factor clave

 

A continuación, los datos de la encuesta nos muestran los porcentajes de la "población incluida en al menos uno de los tres criterios del riesgo de pobreza o exclusión social por componentes", es decir del indicador AROPE. Esos tres componentes son el propio riesgo de pobreza, la carencia material severa y la baja intensidad del empleo.

 

Mientras el riesgo de pobreza tiene que ver con los ingresos por unidad de consumo por debajo del 60% de la mediana, la carencia material severa se refiere a una carencia de al menos cuatro conceptos de estos nueve: 1) no puede permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año; 2) no puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días; 3) no puede permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada; 4) no tiene capacidad para afrontar gastos imprevistos (de 650 euros); 5) ha tenido retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal (hipoteca o alquiler, recibos de gas, comunidad...) o en compras a plazos en los últimos 12 meses; 6) No puede permitirse disponer de un automóvil; 7) No puede permitirse disponer de teléfono; 8) No puede permitirse disponer de un televisor; 9) No puede permitirse disponer de una lavadora.

 

En cuanto a los hogares sin empleo o con baja intensidad de empleo, se trata de aquellos en que sus miembros en edad de trabajar lo hicieron menos del 20% del total de su potencial de trabajo durante el año de referencia de los ingresos, es decir, el año anterior a la entrevista.

 

Con estos datos, a la vista del siguiente gráfico, se puede ver que la baja intensidad del empleo es la que experimenta un mayor aumento en el porcentaje de riesgo de pobreza entre los tres indicadores, con un aumento de 6,3 puntos porcentuales (10,8% en 2010 y 17,1% en 2014).

 

El riesgo de pobreza aumentó 1,5 puntos (del 20,7% al 22,2%) y la carencia de material severa 2,2 puntos (4,9% al 7,1%).

 

 

Se constata, pues, que la baja intensidad de empleo es el factor que hace crecer más el indicador AROPE.

 

Los jubilados, los mejor situados

 

Siguiendo con el indicador AROPE, pero ahora en relación a los grupos de edad, de nuevo se constata que el riesgo de pobreza es menor en el grupo de población de 65 y más años.

 

Teniendo en cuenta los tres componentes de este indicador, los jubilados han pasado de un 22,9% en 2010 (con datos de 2009) a un 12,9% en 2014 (datos 2013), es decir un descenso de 10 puntos porcentuales. El resto de grupos ha incrementado el porcentaje en ese tiempo.

 

 

Cabe insistir aquí en que en este descenso tiene que ver con que por una parte disminuyen los ingresos medianos, que lo hacen por dos razones diferentes, la reducción salarial que se ha provocado y por los parados, mientras que las pensiones mantienen su poder adquisitivo.

 

También en este gráfico se constata el preocupante porcentaje de menores de 16 años en riesgo de pobreza con el indicador AROPE: 35,4%, algo que sin duda condiciona el futuro del país. Este 35,4% de jóvenes tendrá verdaderas dificultades para continuar estudiando y preparándose para encontrar empleo.

 

Volviendo a los jubilados, en este otro gráfico se puede ver la comparativa entre ellos y los que están encuadrados en la encuesta en otras actividades: ocupados, otros inactivos y parados.

 

 

La tasa de riesgo de pobreza en los jubilados es del 9%, mientras que la de toda la población es del 20,7%, la de los ocupados del 14,2%, la de otros inactivos del 23,9% y la de los parados del 45,1%.

 

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