LA VIDA DE UN SER HUMANO NUNCA ES UN MEDIO. SIEMPRE ES UN FIN EN SI MISMO.

LA VIDA DE UN SER HUMANO NUNCA ES UN MEDIO. SIEMPRE ES UN FIN EN SI MISMO.

Por Carlos Álvarez Cozzi


Nuestro mundo está llegando a límites que ni el más relativista moral del siglo pasado hubiera imaginado. Se tiene certeza que se usan tejidos de embriones humanos abortados para elaborar por parte de los laboratorios productos cosméticos, suntuarios enseres de belleza!!!
En oportunidad de recibir el Papa Francisco al Comité Nacional de Bioética de Italia, recordó el Papa que el mismo se ha ocupado en muchachas oportunidades “del respeto por la integridad del ser humano y de la tutela de la salud desde la concepción hasta la muerte natural, considerando a la persona en su singularidad, siempre como fin y nunca simplemente como medio. Tal principio ético es fundamental incluso por lo que concierne a las aplicaciones biotecnológicas en campo médico, las cuales no pueden nunca ser utilizadas para dañar la dignidad humana, y mucho menos deben ser guiadas únicamente por objetivos industriales o comerciales”
“La bioética —subrayó el Papa Francisco— nació para confrontar, mediante un esfuerzo crítico, las razones y las condiciones exigidas por la dignidad de la persona humana con los desarrollos de las ciencias y las tecnologías biológicas y médicas, las cuales, en su ritmo acelerado, corren el riesgo de perder cualquier referencia que no sea la utilidad y la ganancia”, volvió a insistir (http://www.forumlibertas.com/el-papa-denuncia-el-uso-de-embriones-humanos-como-material-descartable/).
Siempre nos gusta recordar que el Papa San Juan Pablo II afirmaba que uno de los problemas del mundo posmoderno es que la ciencia y la tecnología han avanzado sí pero en forma totalmente desacompasada con la ética. Ello determina que a la hora de manipular embriones con fines eugenésicos o para seleccionar cuáles sean los mejores para la implantación uterina luego de la fecundación in vitro, poco importe si se producen abortos de los embriones no seleccionados o el congelado de los mismos atente, por ejemplo, contra la dignidad humana!.
Ahora, en esa pendiente ética se da un paso más: se usan tejidos de embriones abortados para elaborar productos cosméticos, como si no se tratara del cadáver de un ser humano que merece el respeto debido!. Nos preguntamos con firmeza: no es éste acaso vilipendio de cadáveres?. Y la respuesta no puede ser otra que sí!!!
Debería organizarse una campaña internacional para pedir a las personas no adquirir productos de belleza que se elaboren con células humanas, como forma de no contribuir con el mal!.
Tan ello es así que hace unos años Francia estableció que un bebé que muere por aborto debe ser registrado como persona fallecida en la partida de estado civil de defunción correspondiente y no tirado como un desecho médico. Incluso, se dispuso que debe ser inhumado su cuerpo como el de cualquier ser humano. Así comentamos la noticia, en su momento, para es.catholic.net.
Se recuerda habitualmente el horror del holocausto producido por los nazis en Europa. Y que tan diferente es el genocidio del aborto, por el que han muerto más seres humanos que en todas las guerras que ha habido sobre el planeta, con la diferencia de que se trata en el primer caso de seres humanos débiles, indefensos e inocentes?

La variante cruel de todo esto es la noticia que comentamos, los tejidos de los embriones abortados son además valiosa materia prima para producir productores suntuarios que producen pingues ganancias a los laboratorios por la venta que de los mismos se hace a una humanidad que definitivamente parece haber perdido toda referencia moral.

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