Mientras saludaba a los pacientes del pabellón de hemato-oncología, una chica en silla de ruedas cantó el conocido Ave María de Schubert.
El Pontífice escuchó con mucha atención el canto que lo conmovió a él, a la Primera Dama y a todos los presentes.
Al concluir, Francisco le dio un beso y le dedicó unas cariñosas palabras.
Luego el Papa pasó a saludar a los niños más pequeños en la ludoteca y repitió la costumbre de tocar una campana que se encuentra allí que suena cuando se da de alta a uno de ellos.
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— ACI Prensa (@aciprensa) febrero 15, 2016

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