En ese sentido el Cardenal explicó, según recoge la agencia AVAN, que “la ideología más insidiosa y destructora de la humanidad de toda la historia, (es) la ideología de género”.
Esta ideología, alertó, “tratan de imponernos poderes mundiales más o menos solapadamente con legislaciones inicuas, que no hay que obedecer".
Valencia, precisó, no merece ser “punta de lanza en la aplicación de tal ideología insidiosa”.
Citando a San Juan Pablo II, el Purpurado aseguró que “no podemos someternos a una mentalidad inspirada en el laicismo, tampoco en la ideología de género, ambas ideologías llevan gradualmente, de forma más o menos consciente, pero certera, a la restricción de la libertad religiosa hasta promover un desprecio o ignorancia de lo religioso, relegando la fe a la esfera de lo privado y oponiéndose a su expresión pública".
Además, laicismo e ideología de género, indicó el Arzobispo, “contradicen la verdad del hombre y el misterio de la fe, es decir, el misterio de la Eucaristía, centro de nuestra vida, que es presencia salvadora de Cristo en la historia que afecta al hombre entero, a lo que es fundamental en su vida, a todo lo que es la vida del hombre , entre otros aspectos a su libertad, más aún a la libertad religiosa , que cuando se cercena , priva al hombre de algo fundamental”.
Tras haber realizado la procesión del Corpus Christi por las calles de la ciudad, el Cardenal subrayó el carácter religioso de la misma. “Hemos recorrido las calles de Valencia acompañando al Cuerpo de Cristo, manifestando nuestra fe en el solo y único Salvador de los hombres” y agregó que “ante Dios nos arrodillamos, a Dios le adoramos; no adoramos ni nos postramos ante los poderes de este mundo”.
Por eso recordó que el modo de ser de Jesucristo “es el del amor y la misericordia: amor a los pobres, a los excluidos, a los que se encuentran en las periferias existenciales y en los que son dominados y utilizados por los poderes de este mundo, so pretexto de ayuda, pero dominados y esclavizados por el engaño y la mentira”.
En ese sentido destacó también que “la Iglesia está llamada a recordar a los hombres esta gran verdad”, “sobre todo en nuestra cultura secularizada, que respira el olvido de Dios y cultiva la vana autosuficiencia del hombre”.
“Que nadie vea en la Iglesia una amenaza a la sana laicidad, pero nunca podremos dejar de ser consecuentes”, destacó.
El Cardenal alentó luego a “encarnar el proyecto eucarístico en la vida cotidiana", lo que implica "testimoniar que la realidad humana no se justifica sin referencia al Creador".
También hizo un llamamiento para que los cristianos que “estamos llamados y urgidos a comprometernos a dar testimonio de la presencia de Dios en el mundo. No tengamos miedo de hablar de Dios ni de mostrar los signos de la fe con la frente muy alta”.
Por eso apuntó que “se equivoca quien cree que la referencia pública a la fe menoscaba la auténtica autonomía del Estado de las instituciones civiles, o que puede fomentar incluso actitudes de intolerancia”.
“A los poderes de este mundo, a las ideologías que van contra el hombre, les preguntamos ¿dónde está el hombre, dónde lo habéis arrojado, dónde podemos encontrar a nuestro hermano?”, cuestionó el Cardenal Cañizares.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 26 de mayo de 2016
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