En la homilía de la Misa en la Casa Santa Marta, el Pontífice comentó el Evangelio del día en el que Jesús narra la parábola del Viñador:
Marcos 12:1-12
1 Y se puso a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores, y se ausentó.
2 Envió un siervo a los labradores a su debido tiempo para recibir de ellos una parte de los frutos de la viña.
3 Ellos le agarraron, le golpearon y le despacharon con las manos vacías.
4 De nuevo les envió a otro siervo; también a éste le descalabraron y le insultaron.
5 Y envió a otro y a éste le mataron; y también a otros muchos, hiriendo a unos, matando a otros.
6 Todavía le quedaba un hijo querido; les envió a éste, el último, diciendo: "A mi hijo le respetarán".
7 Pero aquellos labradores dijeron entre sí: "Este es el heredero. Vamos, matémosle, y será nuestra la herencia."
8 Le agarraron, le mataron y le echaron fuera de la viña.
9 ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá y dará muerte a los labradores y entregará la viña a otros.
10 ¿No habéis leído esta Escritura: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido;
11 fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?»
12 Trataban de detenerle - pero tuvieron miedo a la gente - porque habían comprendido que la parábola la había dicho por ellos. Y dejándole, se fueron.
Francisco explicó que se trata de la imagen de “un pueblo cerrado en sí mismo, que no se abre a las promesas de Dios, que no espera las promesas de Dios. Un pueblo sin memoria, sin profecía y sin esperanza”.
“La memoria no interesa. La profecía: mejor que no vengan los profetas. ¿Y la esperanza? Alguno la verá. Este es el sistema a través del cual se legitiman ellos: doctores de la ley, teólogos que siempre van por la via de la casuística y no permiten la libertad del Espíritu Santo; no reconocen el don de Dios, el don del Espíritu y encierran al Espíritu, porque no permiten la profecía en la esperanza”.
El Papa señaló que Jesús habla de este sistema, “un sistema de corrupción, de mundanidad y de concupiscencia”, como dice San Pedro en la primera lectura.
El Pontífice reconoció que Jesús mismo “estuvo tentado de perder la memoria de su misión, de no dejar lugar a la profecía y de preferir la seguridad a la esperanza”.
“A esta gente Jesús, porque conocía en él mismo esta tentación, reprobará: ‘Ustedes van por el mundo buscando un prosélito y cuando lo encuentran, lo hacen esclavo’. ¡Este pueblo así organizado, esta Iglesia así organizada hace esclavos!”.
“Un pueblo es libre, una Iglesia es libre cuando tiene memoria, cuando deja sitio a los profetas, cuando no pierde la esperanza”, afirmó.
Al contrario, la viña bien organizada “es la imagen del pueblo de Dios, la imagen de la Iglesia y también la imagen de nuestra alma”.
Rebelarse a Él como hicieron los viñadores homicidas es “perder la memoria del don”, y sin embargo “para recordar y no equivocarse en el camino” es necesario “regresar siempre a las raíces”.
“¿Yo hago memoria de las maravillas que el Señor ha hecho en mi vida?, ¿Hago memoria de los dones del Señor?, ¿soy capaz de abrir el corazón a los profetas, es decir, a aquello que me dice ‘esto no va, tienes que ir allá; ve adelante, prueba’?”.
“Esto hacen los profetas… ¿Yo estoy abierto a esto o me da miedo y prefiero encerrarme en la jaula de la ley? Y al final: ¿Tengo la esperanza en las promesas de Dios, como tuvo nuestro padre Abraham, que salió de su tierra sin saber donde ir, sólo porque esperaba en Dios? Nos hará bien hacernos estas tres preguntas”, concluyó.
También te puede interesar:
El Papa en Jubileo de Diáconos: Servir es el único modo de ser discípulo de Jesús https://t.co/QPLWhWFDkC
— ACI Prensa (@aciprensa) 29 de mayo de 2016
Publicar un comentario