La oficina de ACN en Reino Unido, con motivo de este importante acontecimiento, comparte un mensaje del P. Werenfried enviado a los benefactores de la institución: “Tras esperar 42 años a que sucediera este cambio, nuestra credibilidad estaría en juego si no estamos doblemente más dispuestos a realizar sacrificios para ayudar a la Iglesia perseguida".
"Incluso en aquellos lugares donde la Iglesia ha sido liberada de sus cadenas, carece de todos los medios de supervivencia. Su liberación habrá sido en vano si no hay sacerdotes, programas de difusión y libros”.
En 1952, tras recibir los informes de las violaciones de los derechos humanos y la persecución de la Iglesia en países que habían caído bajo el régimen comunista, el P. Werenfried amplió sus esfuerzos de ayuda para estas regiones.
La Unión Soviética era un territorio inaccesible. Solo era posible difundir la Buena Nueva allí mediante las transmisiones de radio realizadas desde fuera del país o mediante el contrabando de biblias. En otros países de la esfera soviética, como Polonia y Yugoslavia, se podía proporcionar más ayuda.
Una vez que cayó el Muro de Berlín en 1989, la ayuda que siempre se había distribuido en secreto comenzó a entregarse abiertamente, y en algunos casos fue solicitada incluso por los gobiernos.
A fines de 1994, las ayudas de ACN para los proyectos en Europa del Este habían superado los 30 millones de dólares y constituían el 40% de toda la ayuda que la organización concedía en todo el mundo, una cantidad que permaneció constante hasta el año 2000.
ACN tuvo una relación especial con la Iglesia Greco-Católica en Ucrania. Cuando el Cardenal Myroslav Lubachivsky, líder de esta Iglesia pudo volver a su Ucrania natal desde el exilio en Roma el 30 de marzo de 1991, el P. Werenfried lo apoyó.
Durante una Misa en Lviv (Ucrania), el P. Werenfried hizo una promesa: “En nombre de nuestros benefactores, prometo que se hará todo lo humanamente posible para ayudarlos a ustedes, los obispos, los sacerdotes y las hermanas religiosas, los seminaristas y todos los fieles en la reevangelización de Ucrania”.
La construcción de un gran seminario en Lviv se convirtió en uno de los proyectos más grandes de ACN. De hecho, es uno de los seminarios más grandes del mundo y actualmente alberga a 200 seminaristas.
La financiación para la formación de jóvenes sacerdotes también fue una preocupación principal en otros países de Europa del Este, así como el apoyo a las órdenes contemplativas ya que muchas de ellas habían sobrevivido los años del comunismo en condiciones extremadamente difíciles o ahora estaban siendo refundados.
En muchos países, la Iglesia estaba al borde de la ruina, ya que todos sus edificios fueron expropiados bajo el dominio comunista y carecían de una estructura organizativa. ACN también otorgó ayuda en este frente a varias iglesias locales más pequeñas, como las de Albania, Bulgaria, Rumania y Kazajstán, donde los católicos son minoría y apenas tienen defensores en la sociedad.
Una tarea especial en apoyo de la rehabilitación espiritual de Europa del Este vino de la máxima autoridad. En 1991, el Papa San Juan Pablo II quería iniciar un diálogo católico-ortodoxo ruso más intenso.
Por esa razón el P. Werenfried viajó con una delegación a Rusia por primera vez en octubre de 1992. Se reunió con el Patriarca Alexy II y otros dirigentes ortodoxos. Al año siguiente, ACN comenzó a ayudar a las comunidades católicas en Rusia, y también financió proyectos en apoyo de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
El P. Werenfried estaba convencido de que “la tarea vital de volver a evangelizar a Rusia era la misión de nuestra Iglesia Hermana Ortodoxa”.
Desde 1990, ACN ha otorgado más de medio billón de dólares en ayuda a la Iglesia en Europa del Este. Aunque el enfoque de los esfuerzos de ayuda de ACN se ha desplazado a Oriente Medio y África, la pequeña iglesia católica griega en Ucrania sigue siendo un importante receptor de ayuda.
Publicar un comentario