La confidencia del Pontífice sobre sus días más difíciles por el desarraigo fuera de su patria y el histórico Mundial de 1986
El papa Francisco recordó en su libro, Soñemos Juntos. Conversaciones con Austen Ivereigh, una anécdota inédita que involucra al ‘Pibe de Oro’ de la selección argentina, Diego Armando Maradona.
Era la final de la Copa Mundial de Fútbol de 1986 que se disputó el 29 de junio en el Estadio Azteca de México.
Las selecciones de Argentina y de Alemania Federal se enfrentaron en un duelo titánico. Argentina ganó por 3–2, consiguiendo su segundo título mundial en la historia.
La foto de un jovencito Diego Armando Maradona, casi como un pequeño David que lanzó dos piedras con sus piernas en lugar de usar una honda.
El beso alzando el trofeo llenó las primeras planas de los principales cotidianos del mundo e hinchó los corazones de los aficionados.
Los argentinos de la diáspora se sentían orgullosos, incrédulos y jubilosos hasta el sollozo.
No quise ver el partido
Uno de ellos era el futuro improbable sucesor de Pedro, el argentino Jorge Mario Bergoglio.
En su recuerdo nítido, ese día que Argentina ganó el Mundial. “No quise ver el partido y solo supe que habíamos ganado al otro día cuando leí el diario”.
La icónica foto de Maradona con la Copa Mundial de 1986 en sus manos y el nudo en la garganta de Bergoglio, mientras aferraba el periódico escrito en alemán. “Me sentí como sapo de otro pozo”, contó a su biógrafo, Austen Ivereigh.
No tenían con quien compartir
Al día siguiente de la victoria, el jesuita que estaba en Frankfurt, Alemania, por estudios, metafóricamente ubicado en las barricadas enemigas, no tenía con quien compartir tanto hinchazón de pecho de orgullo nacional. “Tenía nostalgia de mi patria”.
“En mi clase de alemán nadie dijo una palabra, pero cuando una muchacha japonesa escribió en el pizarrón Viva Argentina, los demás se rieron.
Cuando entró la profesora, dijo que lo borraran y nada más. Era la soledad de un triunfo solo, porque nadie te lo compartía; la soledad de no pertenecer, que te desinstala”.
El Covid del destierro
Hoy los estadios están vacíos por la pandemia. Diego Armando Maradona fallecido a 60 años ya no volverá a llenarlos.
Francisco recordó en su libro que “el tiempo en Alemania, en 1986, lo podría llamar el “Covid del destierro”.
“Te sacan de donde sos y te llevan a un lugar que no conocés, y en el proceso aprendés lo que realmente importa en el lugar que dejaste”. contó el jesuita amante del futbol y que rebozaba de nostalgia de no estar cerca a su pueblo.
Asimismo, ya se percibe el exilio terrenal de Maradona que sabe también a sana nostalgia por la alegría donada al pueblo pateando un balón.
La mano de Dios
Nápoles otro pueblo sufrido por su historia que probó la alegría de dos victorias en el campeonato italiano con ‘Diegito’ , festejó a la selección de Argentina que enfrentó a Inglaterra en las semifinales.
La alegría de una osadía picara: El ‘10’ casi se lesiona, se puso el equipo al hombro y con dos jugadas en menos de cinco minutos cambió la historia.
El partido de la venganza por la guerra entre Malvinas y las Malvinas, ‘El Pelusa’ marca un gol con la «mano de Dios».
Se trataba de una épica revancha casi al estilo de David contra Goliat. Los ingleses consideraron a Maradona un terrorista del fair play.
La armada invencible se rindió a los pies de un jovencito salido de un barrio humilde que no necesitó de una guerra para humillar al gigante filisteo.
Y después la jugada mágica con un cabalgata de medio campo que terminó con el llamado ‘gol’ del siglo para que no hubieran más dudas.
El honor de patria relucía de nuevo. Bergoglio saltaba de alegría en su exilio voluntario. “A veces el desarraigo puede ser una sanación o una transformación radical”, se lee en su último libro.
Quizás Maradona también tuvo su transformación ‘exiliado’ por los años y por la dureza de la vida de las canchas. Los destinos dos hijos de Argentina se cruzaron en Roma.
Los encuentros con el Papa en 2014, con ocasión del «Partido por la Paz», y luego en 2015, en el marco de las iniciativas y proyectos de Scholas Occurentes».
Ahora ya me puedo morir tranquilo”, había confesado Maradona al ex embajador de Argentina ante la Santa Sede, Eduardo Valdez, después de un encuentro de dos horas con el Papa Francisco en casa Santa Marta.
Encuentro con dos de las más grandes personas, junto a mi familia: Diego Maradona y @Pontifex_es. Fue una reunión de dos horas, y Diego terminó la reunión gritando, feliz: "¡Ahora me puedo morir tranquilo!". Descansá en paz Diego querido, junto a tu papá Diego y tu mamá Tota pic.twitter.com/Io5PMviPVr
— Eduardo Valdés (@eduardofvaldes) November 25, 2020
Por su parte, Francisco recordó con cariño a Maradona y las últimas veces que se reunieron. Apenas supo de su muerte, el Papa rezó por el alma del ‘Pelusa’ que le regaló una de las nostalgias más lindas de su vida.
Publicar un comentario