Cuenta la historia que la imagen llegó desde las Misiones Jesuíticas guaraníes a una estancia llamada La Calera. La imagen fue instalada a la intemperie y desde allí guiaba la vida y quehacer del pueblo del Pintado, conocido hoy como Villa Vieja.
Tiempo después cerca del arroyo de la Virgen se construyó la capilla del Pintado y se ubicó la imagen mariana. El primitivo templo se dedicó a la advocación de Nuestra Señora de Luján por voluntad del dueño del terreno, el indio Antonio Díaz.
Las crudas condiciones de vida hicieron que los habitantes del Pintado se trasladaran en abril de 1809 a la Villa San Fernando del departamento de Florida.
En ese lugar el P. Santiago Figueredo levantó el templo Nuestra Señora de Luján donde fue instalada la imagen del Pintado.
Movidos por el ideario de libertad sembrado años atrás por José Artigas, treinta y tres orientales llegan el 14 de junio de 1825 hasta Villa San Fernando para declarar la asamblea soberana.
En ese momento los patriotas, funcionarios civiles, militares y el pueblo se dirigieron hasta la iglesia para cantar un solemne Te Deum. El párroco bendijo a los presentes y estos se inclinaron por primera vez ante la imagen de la Madre de Dios.
El 25 de agosto de ese año se proclamó la independencia de Uruguay y, después de firmar el acta, los constituyentes volvieron ante la sagrada imagen para poner la patria bajo su protección. Desde entonces la imagen fue llamada “Virgen de los Treinta y Tres”.
Al cumplirse 150 años de independencia en 1975, la nación uruguaya declaró a la imagen y el templo donde se venera como “Monumento Histórico”.
La imagen de la Virgen de los Treinta y Tres está inspirada en la Inmaculada Concepción. Fue tallada en madera de cedro, mide 36 cm. de alto, está pintada de azul, blanco y oro y porta una corona de oro con piedras preciosas, la cual fue un regalo del segundo jefe de los 33, quien llegó a ser Presidente de la República.
Nuestra Señora de los Treinta y Tres fue proclamada “Patrona del Uruguay” en 1961 por el Papa San Juan XXIII.
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