Su destartalado barco apenas era apto para navegar y, sin duda, no estaba preparado para protegerles durante el tifón que los azotó cuando casi habían llegado a su destino.
El padre Kibe y su tripulación naufragaron, pero todos sobrevivieron para descubrir que habían sido conducidos hacia la orilla de la costa de Kagoshima, justo donde san Francisco Javier había tomado tierra cuando anunció por primera vez el Evangelio en Japón.
El padre Kibe por fin llegó a Japón y pudo servir como sacerdote durante ocho años antes de ser capturado y asesinado.
Fue un sacerdote indio (hijo de una mujer india y un hombre portugués) que sirvió durante muchos años en Sri Lanka. En las áreas de la isla controladas por los calvinistas, el catolicismo estaba estrictamente prohibido.
Con su identidad de sacerdote oculta en gran medida por su etnia, el padre José iba pidiendo de puerta en puerta con un rosario alrededor del cuello, atrayendo a católicos encubiertos mientras engañaba a los holandeses.
Cuando fue capturado por el rey de Kandy, un pequeño reino en la isla, demostró el poder de Dios rezando por que llegara la lluvia para poner fin a una sequía.
Se cuenta que de inmediato, empezó a llover a cántaros por doquier… excepto sobre el padre José, que permaneció totalmente seco. Debidamente impresionado, el rey le dio libertad para recorrer el reino y evangelizar como creyera oportuno.
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Sin embargo, en el viaje, les cayó un ciclón tropical un Miércoles Santo, desgarrando las velas y rompiendo el mástil del barco.
Los pasajeros y la tripulación quedaron a la deriva de los fuertes vientos durante cuatro días, hasta el amanecer del Domingo de Pascua, que les recibió con cielos claros. Según escribió en una carta:
«Bueno, ese Dios que me salvó entonces estará conmigo otra vez en este viaje».
Y tenía razón, pero no como él esperaba. Cuando el barco llegó a tierra, el joven sacerdote fue recibido por un líder del pueblo que había intentado evangelizar; el hombre se acercó al padre Giovanni con actitud amistosa, pero lo atacó con un arma oculta y lo mató.
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