El Panegírico, poema a María Inmaculada


Eugenio Amézquita

Al acercarse el 8 de diciembre, los celayenses perciben el aroma a fiesta, una fiesta muy especial.
Son las celebraciones de la Inmaculada Concepción de Celaya, que se festeja el 8 de diciembre, en donde sobresale el llamado Panegírico a la Inmaculada Concepción.
Es fecha muy especial para los franciscanos y para la Iglesia de Celaya, ya que además de celebrarse este dogma mariano y a la Patrona de Celaya, es también patrona de la diócesis de Celaya y se celebra el aniversario 40, en este ocasión, de la fundación del Seminario Diocesano de Celaya y el 41 de la fundación de la Diócesis de Celaya.
Nos explica Fray Flavio Chávez García OFM, guardián del templo de San Francisco sobre este importante momento mariano celayense.
Es de especial importancia en los festejos, que por lo regular se realiza en la víspera de la festividad, es decir, el 7 de diciembre y es, como ya digimos, el llamado Panegírico en honor de la Inmaculada Concepción.

¿Qué es el Panegírico?

Panegírico (del latín: panegyrîcus; a su vez del griego: panegyrikos), es un discurso que se pronuncia en loor o alabanza de alguien, o incluso de un lugar.
La palabra griega panegyrikos está formada de pan (todo) y gyrikos, que proviene de agyris (pueblo), o sea «todo el pueblo» y se refería a un discurso apto para toda la gente.
El panegírico es un discurso intermedio, el exordio y el epílogo importan. Tiene como centro la exaltación de las virtudes y los hechos relevantes de un personaje, de un lugar, o de una situación, de una efeméride, o de un acontecimiento.
Para ello se utilizarán dentro de las partes del discurso: El exordio para justificar el acto en sí. La demostración para relatar cada una de esas virtudes. El epílogo como el final apoteósico de esa efeméride.
Narra el padre Chávez García OFM que las crónicas de la coronación de la Inmaculada Concepción de María, celebradas en 1909 y escritas 30 años después, nos hablan de esta obra poética y musical.
Dicen estos documentos que “es notable para nuestra ciudad el Panegírico, al que año por año asisten los fieles de aquella población con atención religiosa la tarde del 7 diciembre en el templo de Nuestro Padre San Francisco”.
“Un niño vestido con el hábito franciscano y con birrete en la cabeza, representando así al Doctor Sutil Juan Duns Escoto, recita dividido en partes, un poema sobre el misterio de la Purísima Concepción; en coro siempre nutrido, acompañado de sus momentos de orquesta, ejecuta varios números a manera de introducción y entreactos, antes de iniciarse la recitación y entre cada uno de los cantos del poema, respectivamente”.
“No podemos determinar el tiempo en que tuvo principio este solemne y singular acto, ni si fue ordenado por decreto o mandato de algún superior de la Orden Franciscana”, narran estas crónicas..
“Sin duda trae su origen de los famosos autos sacramentales, género literario que se usó mucho en España del siglo XVI, que consistía en composiciones dramáticas cuyo asunto era algún hecho de la vida de Nuestro Señor Jesucristo, o de la Historia Sagrada o eclesiástica, o algún misterio de la fe”.
“Con ellas el pueblo fiel se ilustraba, objetivamente y deleitándose, acerca de las verdades la santa religión”.
“Suponemos que el Panegírico data de los tiempos de oro de la Universidad real de Celaya, en la primera mitad del siglo XVIII”.
“Cada año, en el mes de octubre, antes de comenzar los cursos académicos, por estatuto, uno de los padres lectores pronunciaba en el aula general del colegio un Panegírico que por asunto obligado tenía la ilustración que Nuestra Señora hizo a nuestro subtil maestro Juan Duns Escoto, y las sutilezas de su doctrina para defensor ante Signano de su original pureza”.
“Además todos los colegios de la nueva España tenían jurado defender el privilegio de la Concepción Purísima de nuestra Madre y difundir la enseñanza teológica sobre el mismo, en lo cual se llevaban la palma los dirigidos por religiosos franciscanos”.
“¿Qué cosa más natural, pensamos nosotros, habiendo en casa teólogos y poetas, venerándose en el templo contiguo una imagen taumaturga bajo la advocación de la concepción sin mancha, y concurriendo numerosísimo pueblo muy devoto de ese misterio, que entusiasmara este, recordándole en la víspera del 8 diciembre los argumentos que afianzan su fe, envueltos en las cadencias de la poesía y entre los acordes de la música?”
“Varias han sido las composiciones poéticas que se han empleado en este acto tan conmovedor”.
“La más antigua de que tenemos conocimiento es la del reverendo padre fray José Antonio Plancarte, que por vez primera se pronunció la tarde del 7 de diciembre de 1789”, citan estas crónicas, precisó Fray Flavio Chávez García OFM.
“Corrió impresas esta composición y en su carátula dice así: Poema Panegírico, Hispano-Latino, dedicado a la Inmaculada Concepción de María Santísima Nuestra Señora, y celebrado en la víspera de su día por la tarde, que se contó 7 de diciembre de 1789 años, en la Iglesia y colegio de su título, que está a cargo de los reverendos padres franciscanos observantes en la muy noble ciudad (que también goza de la misma vocación) de Celaya. -Dispuesto por el reverendo padre fray Joseph Plancarte, hijo de esta santa provincia de los gloriosos apóstoles San Pedro y San Pablo de Michoacán”.

El padre Joseph Plancarte

Como parte de la investigación periodística, es importante señalar lo siguiente de Fray José Plancarte: “Natural de la villa de Zamora en la provincia de Michoacán; lector jubilado del orden de San Francisco; guardián del convento de Celaya y definidor de la provincia de San Pedro y San Pablo”.
Francisco Eduardo de Tresguerras, en sus memorias “Tres zamoranos ilustres” (biografías del doctor Benito Díez de Gamarra, de fray Manuel Martínez de Navarrete y de fray José Antonio Plancarte), escribe la siguiente semblanza: “En la villa de Zamora (tan justamente alabada), nació de padres nobles y muy cristianos el R. P. fray José Antonio Plancarte, a 5 de diciembre del año de 1735, y se bautizó el día de la Traslación de la santa casa de Loreto, 10 del propio mes; y murió en la ciudad de Celaya el viernes 29 de diciembre del año de 1815, a las dos de la tarde, cumpliendo así ochenta años y veinticuatro días”.
“Además de esta composición se conocen otras: la de Jose María Pérez Campos, la de don Francisco de A. Lizardi y la del reverendo padre fray José Manuel Martínez de Navarrete, que, a juicio de personas entendidas en la materia, es la más notable,siendo ésta precisamente la interpretada en la actualidad”.
“Las composiciones musicales que han amenizado este acto singular son las de los maestros don Cenobio Paniagua, don Teófilo Araujo, don Francisco de P. Lemus, profesor don Agustín González y presbítero don Liborio Barandica”.
“No se tiene noticia auténtica y precisa sobre la composición del Maestro Paniagua”.
“Tampoco se sabe en qué año se estrenó la del maestro Araujo que ha deleitado a varias generaciones con sus delicadas y bellas melodías, ejecutadas muchas veces por la famosa tiple Antonia Ramos, los notables tenores Castillo, Francisco Martínez Flores, Osorio, Clemente Barrón y Jesús M. Cacho de Celaya, Reyes Marqués de San Miguel de Allende y José Guadalupe Bárcena de Querétaro, y los barítonos Jesús M. Pérez y Miguel Vázquez de Celaya y Antonio Galván de Querétaro”.
“El 7 diciembre 1921 se ejecutó, dirigiendo la que él mismo, la del padre Barandica y la del señor González se cantó por vez primera en 1931”.
“Diremos dos palabras acerca de esta composición musical que será la que, Dios mediante, deleitará por muchos años a los celayenses y a los innumerables católicos que anualmente concurren al Panegírico”, rezan las cr{onicas.
“La partitura consta de cinco números escritos para soprano, alto, tenores I y II y coros con acompañamiento de orquesta y órgano”.
“El texto es original también del señor González”.
“La obra del maestro es correctísima, su estructura es magistral; sus temas son muy bellos y su efecto es grandioso y en partes, como el final electrizante”.
“En 1920, deseando el reverendo padre fray Odorico Peñaflor una composición musical para el Panegírico, ajustada a lo que Su Santidad Pío X”, hoy santo, “dispuso acerca de la música en los templos, consultó al excelentísimo señor Obispo de Querétaro Dr. don Francisco Banegas y Galván, quien le aconsejó la encomendara al Maestro don Agustín González”, puntualizó el padre Chávez García OFM, guardián del Templo de San Francisco, de Celaya, donde se custodia la imagen de la Patrona de la ciudad, construido a partir de la segunda mitad del siglo XVII.

¿Quién era Mons. Banegas?

Es interesante resaltar para esta historia, que Mons. Francisco Banegas, quinto obispo de la Diócesis de Querétaro, preconizado obispo el 28 de febrero de 1919, consagrado como tal el 27 de julio de ese mismo año y quien toma posesión del cargo el 6 de agosto  de 1919, era originario de Celaya.
Había nacido en esta bella ciudad el 5 de marzo de 1867, ordenado presbítero en 1891, a los 23 años de edad, hecho que viene a darle una importancia muy interesante su participación en esta decisión. Es decir, una encomienda del papa a un celayense.
Monseñor Banegas fallecería 12 años después de habérsele consultado por parte del Santo Padre para esto, el 14 de noviembre de 1932, afectado y debilitado por un cáncer de pulmón.
El virtuoso y sabio Obispo Francisco Banegas Galván, hijo único del matrimonio formado por Don Jerónimo Banegas y Doña Soledad Galván de Banegas, y celayense, como ya se señaló.
En su ciudad natal cursó su instrucción primaria, prosiguiendo estudios secundarios en el colegio que los Padres Carmelitas tenían en Celaya, donde fue aventajado alumno de Fray Joaquín de San Alberto en sus cursos de Latín y Lógica.
Ingresó al Seminario de Querétaro en diciembre de 1882 y un año después se trasladó al Seminario de Morelia donde fue discípulo del Canónigo Agustín Abarca.
Recibió el Diaconado el 1° de marzo de 1890 y fue ordenado sacerdote el 23 de mayo de 1891.
Ejerció el magisterio enseñando Castellano, Literatura, Historia Universal e Historia Patria; fue director del Instituto Científico, Vicerrector y luego Rector del Seminario, en el que introdujo atinados cambios.
El 15 de enero de 1904 fue nombrado Secretario de Cámara y Gobierno del Arzobispado de Michoacán, prestando valiosos servicios a Monseñor Leopoldo Ruiz y Flores en los primeros años de su arzobispado.

Adquieren los padres franciscanos la obra

Explica el padre guardián del Templo de San Francisco que “por varias causas, el señor González no terminó su obra para el mes de diciembre de ese año, y sólo se ejecutaron bajo su dirección los tres primeros números”.
“En el año de 1929 el mismo reverendo padre Peñaflor y algunos sinceros devotos de la Purísima de Celaya, amantes de la verdadera música religiosa y admiradores del señor González, se propusieron, comprándola a los herederos del insigne maestro (murió el 17 agosto 1927), la susodicha composición que dejó completa y acabada su autor logró el reverendo padre Peñaflor adquirirla en propiedad, mediante escritura pública, en la suma de $1,100.00; estrenándose, como ya lo dijimos, el 7 diciembre 1931”, precisó.
Reiteró finalmente Fray Flavio Chávez García OFM la invitación a todos los celayenses para vivir de manera cercana y de corazón este homenaje a la Santísima Virgen María.
11:59:00 p.m.

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