Mons. Rogelio Cabrera, tras la reunión con el Papa, apunta a “situarnos a favor de las víctimas” y al “deber humanitario de atender” a los migrantes

(ZENIT – 1 marzo 2019).- La atención humanitaria por parte de la Iglesia mexicana a los migrantes de la “caravana” procedente de Centroamérica, la importante participación en el Encuentro sobre ‘La Protección de los Menores en la Iglesia’, y la misión de los jóvenes mexicanos son los principales temas tratados en el encuentro del Papa con los obispos mexicanos, ha contado Mons. Rogelio Cabrera a la agencia Zenit.

El Santo Padre ha recibido esta mañana en audiencia privada al Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, junto a los otros tres obispos dirigentes de la CEM: Mons. Carlos Garfias Merlos, arzobispo de Morelia, vicepresidente; Mons. Alfonso Miranda Guardiola, obispo de Idicra y obispo auxiliar de Monterrey, secretario general; y Mons. Ramón Castro Castro, obispo de Cuernavaca, tesorero general.

Plan Pastoral 2031- 2033

Los obispos mexicanos “Le llevamos el cariñoso saludo de parte del pueblo mexicano” y “le reiteramos el aprecio, apoyo y fidelidad de todos los hermanos en el episcopado”. Asimismo, los prelados de la CEM le entregaron un ejemplar del Proyecto Global de Pastoral 2031- 2033, y platicaron sobre la experiencia de la participación del Presidente de la CEM, en el Encuentro de Protección de menores, y todas las acciones recomendadas.

Además, han dialogado con el Papa sobre la realidad que viven los hermanos migrantes “en su difícil paso a través de nuestro territorio nacional”, y la ayuda que les brinda la Iglesia, aseguran, y finalmente le compartieron el trabajo que hace la Iglesia católica, especialmente en el tema de “construcción de paz en México”.

Exhortación del Papa

El Santo Padre ha exhortado a los obispos mexicanos a tres primeras consideraciones: La atención a las víctimas, la formación de sacerdotes y la indicación de “reforzar y verificar las directrices de las Conferencias Episcopales elevándolas a un rango normativo, no solo indicativo”, dice el comunicado emitido por la CEM esta mañana.

Mons. Rogelio Cabrera López se encuentra con un grupo de familia mexicanas © Facebook Arzobispo de Monterrey

Mons. Rogelio Cabrera López se encuentra con un grupo de familia mexicanas © Facebook Arzobispo de Monterrey

En el caso particular de México, ahora le corresponderá a la CEM “apoyar, supervisar y verificar en cada una de las diócesis”, el cumplimiento, por una parte, de los procedimientos canónicos establecidos, estos últimos de acuerdo a las Líneas Guías, aprobadas por los obispos de México, y validadas por la Santa Sede; y por otra, el Protocolo de aplicación civil, conforme a la legislación sustantiva y adjetiva penal de los diferentes Estados de la República.

Sigue la entrevista realizada por la agencia Zenit, en exclusiva, a Mons. Rogelio Cabrera, Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano.

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ZENIT: ¿Cómo se ha desarrollado la audiencia con el Santo Padre y de qué temas han hablado?

Monseñor Rogelio Cabrera: Quien se encuentra con el Santo Padre, siempre se siente bien. Su amabilidad, su cortesía, su sentido humano siempre es impresionante. No creo que haya una persona que al verlo se sienta incómoda, al contrario. Muy agradecidos porque nos haya recibido en este diálogo, y porque nos ha dado la entrevista muy rápido, porque nosotros la solicitamos no hace más de 1 mes, y eso también refleja que el Papa quería este encuentro con nosotros.

Los temas que tratamos fueron: Primero, agradecerle la visita que hizo hace 3 años. Está cumpliéndose ahora en febrero el tercer aniversario. Le informamos de las tareas que él nos encomendó cuando estuvo allá, de hacer un plan de pastoral serio y cualificado, –fueron los calificativos que le puso al proyecto–. Ya se lo trajimos, se lo entregamos, ha sido un trabajo de 3 años de la Conferencia Episcopal, de escuchar diversos sectores de la sociedad y de poder llegar a formular la Iglesia que queremos ser en este momento en México.

Mirando hacia Dios, dos acontecimientos para nosotros que enmarcan todo: Primero, el 31 serán los 500 años de las apariciones de Guadalupe y el año 33 son los 2000 de la Redención de Cristo. Entonces, en vista de esos dos grandes jubileos, todo el proyecto pastoral tira hacia el año 31 y hacia el 33.

Ya luego abordamos los temas que nos preocupan en México, los temas sociales: el primero de la migración, en esta cara nueva que tiene la migración en México, por las caravanas, antes eran migrantes solitarios, ahora llegan en grupo. Esto nos pone frente a un desafío de atención fraterna para todos estos hermanos sin prejuzgarlos, sin estar haciendo teorías sobre el por qué de las caravanas, sino simplemente cumplir con nuestro deber humanitario de atenderlos. Hablamos también de la voluntad del Santo Padre de atenderlos humanitariamente e inclusive económicamente a las casas de migrantes para que atiendan los migrantes.

Luego, abordamos el tema también de los jóvenes, este gran desafío para el mundo y para México. El Papa está a punto de entregar la exhortación de los jóvenes, esto también lo abordamos. Los jóvenes grita esperanza, oportunidades de trabajo, de futuro, y luego hablamos sobre la importancia de la formación de los sacerdotes.

Fueron los temas principales, darle mi eco sobre lo que fue el encuentro de los presidentes episcopales por el abuso de menores por parte de clérigos.

Z: ¿Cómo ha vivido usted este encuentro, pastoralmente y espiritualmente?

M. RC: Ha sido impresionante, el encuentro tuvo 4 elementos que lo conformaron todo, muy importantes. Fueron: Oración; escucha de víctimas, respetando el anonimato solo en audio; las temáticas presentadas por los expertos, entre ellas la periodista mexicana Valentina, y luego el diálogo por círculos menores lingüísticos donde estuvimos los de habla hispana y los de habla portuguesa.

Yo me quedo principalmente con estas consignas: Primero escuchar a las víctimas y ponernos de parte de las víctimas, los sacerdotes son nuestros colaboradores, son nuestros hermanos en el Ministerio pero no podemos olvidar que para un obispo, los niños y los jóvenes tienen el lugar que Cristo les ha dado en la Iglesia y en el mundo. Por eso nuestra total cercanía y nuestro deber de ponernos de parte de las víctimas. Lo segundo es escuchar. Que los obispos tengamos esa paciencia filial, esa paciencia oir el sufrimiento de las víctimas y de sus familias.

El otro elemento importante que quedó bien claro es que tenemos que rendir cuentas desde luego a Dios, porque es un pecado gravísimo, pero luego también a la Iglesia porque es un delito contra el ministerio sacerdotal y rendirle cuentas a la sociedad, a la autoridad civil, a la ley, al poder judicial para que de acuerdo a la situación, pueda la autoridad decir cual es la sentencia que le toca a aquel que ha cometido un delito.

También nuestra responsabilidad en la sanación de esas heridas, porque tenemos que ver que no queden solos, que tengan la salud espiritual y, sobre todo, la salud profesional de un psicólogo o de un psiquiatra.

Z: Al término del Encuentro sobre ‘La Protección de Menores en la Iglesia’ se anunció que se entregará un vademecum a todos los obispos. ¿Usted piensa que hacen falta otras medidas, además de este documento, a nivel global a todas las iglesias?

M. RC: Tenemos dos medidas, vamos a decir, de supervisión. La primera que tiene que hacer la Conferencia Episcopal, donde él nos pidió reforzar y verificar que todo se está cumpliendo. Pero también, otra más cercana, la responsabilidad que tiene el arzobispo de una zona para que él esté atento, y si el Arzobispo es el que está incumpliendo el obispo de mayor antigüedad tiene que ver que se cumple con todo lo que está. Las normas, nos ha dicho el Papa, no son solo consejos, son normas, se tienen que cumplir.

Z: Usted anunció recientemente que 152 sacerdotes han sido dimitidos del Orden sacerdotal en México. ¿Qué se está haciendo en México para la prevención de abusos?

M. RC: Primero vamos a revisar toda la información para decirla de manera más precisa, la gente tiene que saber cual es la gravedad del problema en nuestro país, pero sobre todo, tenemos que cuidar los ambientes. Los ambientes en las parroquias, los ambientes en los seminarios, y prevenir, es otra de las tareas. Tenemos que ir con estas pruebas de idoneidad para el ministerio sacerdotal. Certificar los ambientes. Seminario menores donde hay menores de edad, escuelas, centros catequísticos, monaguillos, todos los lugares donde se mueven los niños jóvenes, tenemos que certificarlos también.

Z: ¿Qué le parece la decisión del presidente López Obrador de conceder un permiso a los migrantes centroamericanos para residir un año en México?

M. RC: Primero, la inicial, es muy buena, de que tengan un año de oportunidad para que no que sientan ilegales y nadie abuse de su permanencia en México. Eso es muy bueno y todos estamos de acuerdo.

Ahora, como va creciendo el número, pues también el gobierno tendrá que revisar cuál es el papel que tiene que hacer. Yo creo que es bueno que todos tengan derecho a que en lo que les dan la cita para pedir su refugio pues anden en México con la libertad que tiene quien es visto legalmente residente. Yo creo que eso evita mucho los abusos, tanto de grupos delictivos como también de policías corruptos. Somos del deseo de que todos los que llegan tengan este permiso de circular libremente.

Z: ¿El Papa les ha encomendado, en este sentido, alguna labor en especial con los migrantes?

M. RC: Él lo ha asumido como una tarea personal y a nosotros también, a los obispos, nos ha dicho que lo asumamos también, muy personalmente esta tarea.

Z: 12.193 mujeres han sido asesinadas en México de 2015 a 2019, según un reportaje que publica hoy El Universal. Ocho mujeres por día. ¿Cómo trabaja la Iglesia en esta área?

M. RC: Todos estamos sorprendidos de esta escala de violencia. Esto siempre es resultado de una cultura en la que se daña al más débil físicamente. Y la mujer es siempre víctima de violencia familiar y de violencia social. Sobre todo, creo yo que en las familias, tiene que haber esta capacidad temprana de informar lo que está sucediendo en casa, porque siempre habrá estos “valentones” que no miden lo que hacen y dañan seriamente a las mujeres. Y también las mujeres que están en situación de calle, la pobreza, por cualquier otra situación, están indefensas frente a cualquier abuso que puedan cometer ciudadanos o incluso policías.

Estamos trabajando desde la Pastoral de la Mujer. Pero estamos rebasados de tanto problema que tiene el país. La trata de personas, este de las mujeres, los migrantes, los pobres en las calles, tenemos un crecimiento de indigencia en todas las ciudades. Monterrey, donde yo estoy de obispo, no damos abasto la atención para darles de comer a los que hay en la calle. México es un “florilegio” de dificultades.

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