Durante la presentación de este simposio el Prelado dijo que considera “insuficiente” la excarcelación de 100 personas en Nicaragua por parte del Gobierno de Daniel Ortega, y por eso pidió “la liberación total de todas las persona encarceladas por motivos políticos” en el país.
“No puedo no alegrarme por los cien presos liberados, es un pequeño signo, ambiguo e imperfecto, pero que abre una ventana de esperanza. Pero es muy insuficiente de cara al drama que vive el pueblo nicaragüense, todavía hay centenares en las cárceles. Uno de los primeros pasos que se deben dar es la liberación total de todas las personas encarceladas por motivos políticos”, subrayó el Obispo Auxiliar de Managua.
El Prelado también aseguró que actualmente en Nicaragua se está sufriendo “una crisis política con unas dimensiones humanitarias dramáticas, de no respeto a los derechos humanos y profundo desequilibrio económico”.
Además subrayó que “la Iglesia se ha convertido en la institución más creíble en el país”.
Según informa Europa Press, el Obispo Auxiliar de Managua afirmó que los obispos, sacerdotes y religiosos han tenido la oportunidad de “mostrar su rostro samaritano” ante la ola de “violencia y represión” que ha vivido el país y, además de ayudar a la población, también han hecho una gran labor de denuncia.
En ese sentido recordó el momento en el que abrieron las puertas de la Catedral de Managua “para refugiar a centenares de jóvenes ante los disparos de las fuerzas del régimen”.
“Nuestra intención era evangélica, no en contra de nadie, pero por algunos grupos fue visto como una acción política contra el Gobierno. Esto nos ha traído otro tipo de consecuencias como críticas, persecución, agresión física y burla en muchos casos”, aseguró el Prelado.
Aunque dijo sentir “miedo” ante las campañas contra él, también afirmó que no dejará que le “paralice, autocensure o silencie”.
Para conseguir la paz en Nicaragua, el Prelado asegura que la única forma es a través del diálogo, en el que los obispos del país tienen un papel fundamental.
“Con tal de abrir caminos, a la Iglesia lo que menos le importa es el título, que nos llamen mediadores o testigos es lo de menos. Lo importante es que se abra el sendero aunque parezca ambiguo e imperfecto, porque el problema de Nicaragua es demasiado complejo para una solución inmediata”, declaró.
En comparación con el caso de Venezuela, el Prelado subrayó que “el problema es quién decide que ya se agotó el camino del diálogo, habría que buscar otro sendero y eso es muy arriesgado. En Nicaragua creo que todavía estamos a tiempo”.
Mons. Báez recordó que en mayo de 2018 el régimen de Ortega acudió a la Conferencia Episcopal de Nicaragua para pedir diálogo “cuando el país estaba insurreccionado”. En ese momento los obispos buscaron a la oposición y de ahí surgió la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, integrada por estudiantes universitarios, campesinos y empresarios, en representación de la sociedad civil.
El pasado miércoles Nicaragua comenzó una nueva mesa de diálogo para superar la crisis que atraviesa el país, en la que el Gobierno y el grupo opositor Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia intentarán llegar a una solución pacífica. El anterior intento de diálogo fue suspendido en mayo de 2018, cuando las protestas derivaron en revueltas en las que según organismos defensores de Derechos Humanos, dejaron más de 320 muertos y 600 detenidos.
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