“Me uno a cuantos han aceptado este llamamiento e invito a todos que le den seguimiento deteniendo toda forma de hostilidades bélicas, fomentando la creación de corredores para la ayuda humanitaria, la apertura a la diplomacia, la atención a quienes se encuentran en situaciones de más grande vulnerabilidad”, lo dijo el Papa Francisco en su llamamiento después de rezar la oración mariana del Ángelus de este 29 de marzo, V Domingo de Cuaresma.
Haciendo eco al llamamiento del Secretario General de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, para un “alto al fuego global e inmediato en todos los rincones del mundo”, y recordando la actual emergencia sanitaria del COVID-19, que no conoce fronteras, el Santo Padre se unió a este llamamiento invitando a todos al cese de “toda forma de hostilidades bélicas, fomentando la creación de corredores para la ayuda humanitaria” de los más vulnerables. “Que nuestro compromiso conjunto contra la pandemia – invocó el Pontífice – pueda llevar a todos a reconocer nuestra necesidad de fortalecer los lazos fraternales como miembros de una única familia humana. En particular, suscite en los responsables de las Naciones y otras partes implicadas un renovado compromiso para superar las rivalidades”.
Luchar contra un enemigo silencioso
Efectivamente, como había señalado el Secretario General de la ONU, en su llamamiento del 23 de marzo de 2020, donde decía: “Necesitamos poner fin al mal de la guerra y luchar contra la enfermedad que está devastando nuestro mundo”, y pedía “poner en encierro a los conflictos armados, suspenderlos y centrarnos juntos en la verdadera lucha de nuestras vidas, el coronavirus”. Ya que son “los más vulnerables — las mujeres y los niños, las personas con discapacidad, las personas marginadas y desplazadas — los que pagan el precio más elevado”, a causa del colapso de los sistemas de salud en los países devastados por las guerras.
Al parecer, muchos países del mundo, de Yemen hasta Siria, de Camerún hasta Filipinas, rebeldes y ejércitos, habrían acogido el llamamiento de António Guterres, y este sería uno de los pocos efectos positivos de la pandemia. Muchos países en conflicto han adoptado un “acuerdo de paz temporal” para defenderse de una agresión, más silenciosa y potencialmente más devastadora, el Covid-19.
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