Muchas de las experiencias vividas en estos días cambiarán para siempre la forma en que vivimos nuestra fe. Por lo tanto, ahora, en pleno cambio, es bueno pararse a reflexionar: ¿cómo vivimos la fe cristiana en los días del coronavirus? En particular, ¿cómo nos están ayudando las redes?
Estas son 10 posibilidades que nos ofrece internet:
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Redescubrir el sentido de comunidad:Al estar obligados a relacionarnos online, estamos descubriendo que pertenecemos a una gran comunidad. Compartimos con gusto a través de WhatsApp oraciones contra la epidemia, expresamos nuestro dolor por los enfermos, nos reunimos alrededor de los obispos, buscamos la guía y el aliento de Papa Francisco, ofrecemos consuelo a los afectados por el virus o a los que sufren de soledad, etc. Las dificultades cuestan menos cuando sentimos, gracias a internet, la presencia de los demás.
2
Ayudar a rezar:A través de los canales sociales, están surgiendo un gran número de iniciativas para invitar a fieles y pastores a orar: adoración del Santísimo Sacramento por videoconferencia, rosarios online, bendiciones desde helicópteros, misas en streaming y muchas otras ofertas que ayudan a mantener viva la fe.
3
Ofrecer una visión sobrenatural de las dificultades:No pocas personas viven con ansiedad estas semanas, sobre todo a causa de la sobrecarga de noticias negativas que reciben los que están constantemente expuestos a los medios de comunicación. Psicólogos, sacerdotes y otros especialistas ofrecen su ayuda online para dar una lectura sobrenatural y esperanzadora del futuro, ayudando así a reducir la ansiedad y el pesimismo.
4
Mostrar modos concretos de vivir la caridad:Las redes nos informan de cómo el comedor de Cáritas sigue alimentando a los vagabundos, sabemos de monjas que hacen mascarillas, de vecinos que llevan comida a los ancianos, de jóvenes que se organizan para ayudar a los discapacitados, de quienes llaman a familiares o conocidos que pueden sufrir la soledad… En circunstancias especiales, descubrimos que hace falta un poco de creatividad para servir a los demás, e internet nos está mostrando formas ingeniosas para poner a los demás en el centro de nuestra vida.
5
Informar sobre medidas pastorales particulares:Confinados en el hogar, las indicaciones para evitar el contagio plantean a los fieles muchas preguntas sobre la vida sacramental y otras áreas. Normalmente, son situaciones ya previstas por la Iglesia, pero resultan tan excepcionales que deben ser recordadas: ¿Tengo que ir a misa? ¿Cómo se confiesa cada uno por su cuenta? ¿Cómo se celebrará la Semana Santa?
6
Profundizar en la doctrina cristiana:Las medidas particulares mencionadas anteriormente son una ocasión para refrescar algunas verdades de fe: la presencia de Cristo en la Eucaristía, la diferencia entre el deber de santificar las fiestas y el precepto dominical, el origen histórico del rosario, el valor de la presencia física en los sacramentos, la verdad de la Comunión de los Santos, etc. Hay muchos cursos online que ayudan estos días a entender mejor la fe.
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Aumentar el sentido cívico de los cristianos:Muchos pastores han recordado a los fieles que los cristianos pertenecemos a la sociedad civil y que los llamamientos de los políticos y otras autoridades a la responsabilidad personal son un grave deber para todos. Debemos ser ciudadanos ejemplares. En estas circunstancias, quedarse en casa, seguir los protocolos de higiene y mantener la calma en el supermercado o la farmacia pueden ser formas heroicas de vivir la caridad.
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Resaltar las vocaciones que son un servicio directo:Una película se promocionaba con esta frase: “Los héroes son gente ordinaria que hacen cosas extraordinarias en circunstancias extraordinarias”. Pues eso: las redes sociales se han llenado de testimonios de sacerdotes, médicos, policías, periodistas, empleados de supermercados y otros profesionales que arriesgan su salud para servir a los demás. La abnegación, el sacrificio y la caridad están demostrando ser valores esenciales para la supervivencia de una sociedad.
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Resaltar las vocaciones que son un servicio directo:Apreciar la liturgia: Al no poder asistir a los sacramentos (matrimonios, unción de enfermos, confesiones, bautismos, etc.) y a otros actos (adoración, procesiones, catequesis, peregrinaciones, etc.), estamos descubriendo el valor de las celebraciones litúrgicas y de las celebraciones comunitarias. Descubrimos que lo digital tiene también sus límites.
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Alentar la lucha cristiana personal:Finalmente, hay circulando por internet muchas sugerencias para que este momento nos acerque a Dios. Tener paciencia en la vida familiar, organizar actividades conjuntas para conocer mejor a los demás, hacerse un horario o recortar momentos para la oración son algunas de las sugerencias que nos ayudan para que este momento difícil nos ayude a crecer.
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