“Ya son más de 15 días los que llevo aislada. Se me hace duro verme así, dependiente, con fiebre, sin moverme de la cama, sin ganas de nada. Siempre he sido deportista, he tenido una vida social muy intensa y un trabajo en el que me he sentido muy realizada. Y ahora… nada, ni deporte, ni amigos, ni trabajo”.
Este es uno de los muchos testimonios, en este caso, se trata de una de mis pacientes, se llama Sara, tiene 32 años y dio positivo en la prueba de coronavirus. Esta semana tuvimos una sesión de terapia online y me expresaba con cierto temor la posibilidad de que esta situación perdurase en el tiempo. Esa idea le creaba mucha ansiedad y frustración, además de dejarle sin fuerzas ni motivación para intentar ver la cara buena de todo esto.
Quizás tú también te encuentres en una situación parecida y sientas que nada volverá a ser como antes o que te va a costar salir de esto. Puede parecer que todo son pérdidas y una sola “corona” te ha costado todas las otras que tenías.
Has perdido la “corona” del prestigio en el trabajo, la salud, tu economía ha bajado, se han reducido tu autonomía y libertad. Sin embargo, ya sabemos que toda situación puede ser vista desde perspectivas distintas.
No te voy a negar que de entrada todos lo pensamos: enfermar mientras ves en los informativos que fallecen cada día más personas, es duro y produce desesperación. Pero… ¿qué puedo conocer de mí en este tipo de circunstancias?
Tomar el control
En psicología hablamos de tomar el control. Si echamos balones fuera y le damos al coronavirus el poder de nuestras emociones, pensamientos y actos, dejamos de hacernos responsables de lo que sí está en nuestras manos. Es importante conectar con lo que sentimos y desde ahí ver qué necesitamos y actuar.
Existen 3 preguntas que puedes hacerte para tomar las riendas de esta situación y no culpar al coronavirus de todo lo que te pasa:
- ¿Qué siento ante lo que me está pasando? Haz introspección y pon nombre a las emociones que experimentas. No las juzgues: no son buenas ni malas. Solo nómbralas. Hacer esto te dará pistas de lo que necesitas.
- ¿Qué estoy necesitando? Puede que solo necesites descansar del móvil, sin la obligación de contestar a todo el que te pregunta cómo estás.
- ¿Qué puedo hacer que sea constructivo? En esto, cada enfermo es único. Lo que es tarea común de todos es evitar bombardearte con pensamientos catastrofistas. Repetirte mensajes positivos te ayudará a sentirte mejor, aquellos que hagan referencia al agradecimiento por los cuidados que estás recibiendo, ya sea en tu domicilio o en el hospital.
Se trata de un tiempo para cuidarte de otra manera. Probablemente antes te faltaban horas del día para ordenar tus pensamientos o hacer todo lo que querías y ahora, paradójicamente, teniendo todo el tiempo del mundo te ahogas sin saber qué hacer.
El cuerpo es sabio y te irá pidiendo lo que necesitas para recuperarte. La clave está en no exigirte más de lo que puedes dar, y no culparte por no llegar a lo que idealmente te gustaría. Respeta tus ritmos y pide a las personas de tu entorno lo que necesites. Sobre todo, recuérdate que tu valor no depende de la salud.
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