Un test para conocer mejor a tu hijo

Siempre se dice que no solo hemos de conocer a nuestra pareja, sino que además hemos de ser capaces de adaptarnos a ella y facilitarle que ella se adapte a nosotros.

La clave es hacerse cargo de cómo es nuestra pareja, entender su corazón, sus motivaciones y en este crecimiento de la relación se conoce su historia, su carácter, su estilo de percibir las cosas y todos estos pasos se convierten en un aceite que lubrica el motor del amor. Por lo tanto, conocerse es el camino para comprenderse mejor y, de ese modo, amarse más profundamente.

Juguemos con la siguiente secuencia: conocer para comprender y amar. Para amar mejor hay que conocer mejor, y nada mejor que el trato profundo, sosegado y abierto para lograrlo: ahí nace la comprensión.

Pues bien, esto que vale para amar a la pareja a la que educar no hemos de educar pues ya es madura, es vital con los hijos. Pero la secuencia se amplía: el conocer para comprender y amar se hace evidente; sin embargo, hay que dar un paso más: conocer para comprender, amar y educar.

¿Qué les pasa a muchos padres?, pues que la segunda secuencia no la tienen tan presente. No la ven tan necesaria. Consideran que los niños son muy planos, que prácticamente son iguales todos, y que educar es muy básico. Y es lógico que se así lo vean, pero solo de entrada.

Los niños son más complejos de lo que parece

A primera vista hay que decir que, si mi hijo viene al mundo en mi familia, si ha nacido de los genes de mi mujer y míos, si no ha salido por ahí y nadie le ha influido, va a ser todo fácil.

Sin embargo, aunque todo lo afirmado en la idea anterior es cierto hay que contar que los niños nacen con su temperamento. Y los temperamentos pueden ser muy imprevisibles, cambiantes y nada señala científicamente que van a ser calcados al padre y a la madre.

La psicología señala que los temperamentos dependen de la herencia pero que las combinaciones genéticas pueden dar lugar a hijos muy distintos entre sí y con respecto a los padres. 

Existe una literatura psicológica clásica que habla de distintos temperamentos de los hijos: nervioso, sentimental, colérico, apasionado, sanguíneo, flemático, amorfo y apático. Y aunque la psicología actual vaya por otros caminos, esta primera lista nos enseña que los hijos pueden ser muy distintos, que no son sencillos y que tienen muchas capas. Y si somos unos padres que queremos conocer bien a los hijos esta información nos va a dar muchas pistas.

Es bueno en este sentido tener nuestra libreta, del padre y la madre, para apuntar aspectos del temperamento del hijo que nos pueden ayudar a conocerlo mejor, es decir, para comprenderle, hacernos cargo de su estilo personal, de sus reacciones, de sus manías, de sus puntos delicados. Y cuando lo comprendamos cada vez más, le querremos más y le educaremos mejor.

Nos hemos de adaptar a los hijos para saber qué va bien y qué va mal, sus puntos fuertes y sus puntos débiles. Y de ese modo creceremos en la especialización de conocer, comprender, amar y educar a nuestros hijos. Aplicaremos las buenas fórmulas y nos alejaremos de las conductas simplistas. Construiremos la bondad de ajuste que en psicología es aquella capacidad de alinearse con el hijo para desplegar con el mayor provecho posible nuestras habilidades parentales. Eso es educar.

Estar atentos y activos

Educar desde la inercia no sirve para nada. La inercia no educa. Hemos de movernos, observar al niño y analizar sus conductas. Hemos dicho que hay que tomar algunas notas y construir un banco de buenas prácticas. Para ello hay que tomar la iniciativa:

  • Escuchar, hablar, provocar situaciones nuevas,
  • Traer a casa un niño de la clase.
  • Organizar una fiesta de cumpleaños.
  • Ir de excursión con los primos,
  • Veranear donde haya muchos niños de su edad.
  • Y sobre todo, hablar y jugar con ellos.

Nuestro hijo o hijos no pueden vivir aislados y nosotros tampoco. Si queremos conocer a nuestros hijos para comprenderlos y amarlos hemos de saber quiénes son. Y, si se me permite hay que “moverlos”, ponerlos en situación de que tengan que expresarse, de socializarse, de espabilarse. Y ahí se mostrarán tal cual son y nosotros contaremos con más información para educarlos mejor.

El cuestionario de comportamiento infantil (CBQ)

El CBQ es una evaluación altamente diferenciada del temperamento en la infancia temprana y media. Se trata de un evaluación científica y larga que ayuda a conocer a los niños, estimula la reflexión sobre cómo son y animan a educarles según el conocimiento adquirido.

Te animo a analizar cada de uno de los ítems escogiendo una de estas respuestas:  Totalmente de acuerdo, muy de acuerdo, de acuerdo, ni de acuerdo ni en  desacuerdo, en desacuerdo, muy en desacuerdo, totalmente en desacuerdo, no se aplica

  1. Da la impresión de que siempre tiene prisa cuando se mueve de un sitio a otro
  2. Se enfada cuando se le dice que es la hora de acostarse.
  3. No le molesta el dolor.
  4. Le gusta deslizarse por lugares altos o realizar otras actividades arriesgadas.
  5. Cuando toca los objetos, percibe la suavidad o aspereza de los mismos.
  6. Antes de un acontecimiento emocionante, es tanta su excitación, que tiene problemas para estarse quieto.
  7. Normalmente se lanza a una actividad sin “pensarlo.”
  8. Llora desconsoladamente cuando uno de sus juguetes favoritos se pierde o se rompe
  9. Se siente bastante incómodo cuando se moja o tiene frío.
  10. Le gusta jugar de forma tan salvaje y arriesgada que podría hacerse daño.
  11. Parece encontrarse cómodo/a con casi todo el mundo.
  12. Suele correr en vez de andar para ir de una habitación a otra
  13. Se da cuenta cuando los padres usan ropa nueva.
  14. Hace rabietas cuando no consigue lo que quiere.
  15. Se entusiasma con las cosas que hace.
  16. Cuando realiza una actividad, le cuesta mantener la atención sobre ella.
  17. Tiene miedo de los ladrones y del “coco”.
  18. Cuando está fuera de casa, a menudo se queda sentado tranquilo/a.
  19. Le gustan las historias divertidas, pero normalmente no se ríe con ellas.
  20. Tiende a ponerse triste si los planes familiares no se realizan.
  21. Cambia de una tarea a otra sin terminar ninguna de ellas.
  22. Cuando juega en casa es muy activo (corre, salta, trepa…).
  23. Le asustan los ruidos fuertes.
  24. Parece escuchar incluso los sonidos más bajos.
  25. Le cuesta calmarse después de una actividad excitante.
  26. Disfruta bañándose en agua caliente.
  27. Parece sentirse triste cuando no puede finalizar alguna tarea.
  28. Con frecuencia se lanza hacia nuevas situaciones.
  29. Se encuentra muy molesto por un pequeño corte o golpe.
  30. Se siente bastante frustrado cuando se le impide hacer algo que quiere hacer.
  31. Se disgusta cuando familiares o amigos queridos se disponen a irse después de una visita.
  32. Hace comentarios cuando uno de los padres cambia de aspecto o de apariencia.
  33. Le divierten actividades como “jugar a perseguir” y/o “dar vueltas con los brazos extendidos”.
  34. Cuando se enoja por algo, suele estar molesto durante 10 minutos o más.
  35. No tiene miedo a la oscuridad.
  36. Le lleva mucho tiempo entrar en contacto con nuevas situaciones.
  37. A veces es tímido/a, incluso con gente que conoce desde hace tiempo.
  38. Puede esperar a emprender una nueva actividad si se le pide.
  39. Le gusta acurrucarse junto a cualquiera de sus padres o a otro cuidador.
  40. Se enfada cuando no encuentra algo con lo que quiere jugar.
  41. Tiene miedo del fuego.
  42. A veces se pone nervioso cuando habla con adultos a los que acaba de conocer
  43. Es lento y no tiene prisa para decidir lo que a continuación tiene que hacer.
  44. Cambia de estar molesto/preocupado a sentirse mucho mejor en pocos minutos.
  45. Prepara los viajes y excursiones planificando las cosas que necesitará.
  46. Se entusiasma cuando se planean excursiones.
  47. Se da cuenta rápidamente de cualquier detalle nuevo en la sala.
  48. Raramente se ríe a carcajadas cuando juega con otros niños.
  49. No se molesta mucho por pequeños cortes o magulladuras.
  50. Prefiere las actividades tranquilas antes que los juegos activos.
  51. Tiende a decir lo primero que se le ocurre sin pararse a pensar sobre ello.
  52. Actúa de manera tímida con gente desconocida.
  53. Le resulta difícil permanecer sentado y callado cuando se le pide (ejemplo: en el cine, etc.).
  54. Raramente llora cuando escucha una historia triste
  55. Algunas veces sonríe o ríe tontamente cuando juega solo.
  56. Raramente le afectan los sucesos tristes que aparecen en televisión.
  57. Disfruta sólo con que le hablen.
  58. Se ilusiona mucho antes de salir para una merienda en el campo, fiesta, etc.
  59. Si está disgustado/a, se alegra rápidamente al pensar en otra cosa.
  60. Se siente a gusto cuando pide a otros niños que le dejen jugar con ellos.
  61. Raramente se molesta cuando se le manda a la cama.
  62. Muestra una gran concentración cuando dibuja o pinta (en un libro).
  63. Tiene miedo a la oscuridad.
  64. Tiende a llorar incluso cuando se hace un poco de daño.
  65. Disfruta mirando los dibujos de los libros.
  66. Se calma fácilmente cuando está molesto/a.
  67. Se le da bien seguir las instrucciones que se le dan.
  68. Raramente le asustan los “monstruos” que ve en la televisión o en el cine.
  69. En los columpios, le gusta que se le empuje alto y rápido.
  70. A veces se aparta tímidamente de las nuevas amistades.
  71. Cuando juega con un rompecabezas o juegos de construcción, se queda concentrado en lo que está haciendo y trabaja durante mucho tiempo.
  72. Le gusta que le canten.
  73. Se acerca lenta y cautelosamente a lugares que le han dicho que son peligrosos.
  74. Es muy raro que se desanime cuando le cuesta trabajo hacer que algo funcione.
  75. Es difícil de calmar cuando se disgusta.
  76. Le gusta el sonido de las palabras, como en las canciones infantiles.
  77. Sonríe mucho a la gente que quiere.
  78. Le disgustan los juegos bruscos y toscos.
  79. A menudo ríe a carcajadas cuando juega con otros niños.
  80. Raramente se ríe a carcajadas cuando ve comedias en la televisión o en el cine.
  81. Puede parar fácilmente una actividad cuando se le dice “no”.
  82. Es de los últimos niños en intentar una nueva actividad.
  83. Normalmente no se da cuenta de los olores, como perfume, humo, olor a guiso, etc.
  84. Se distrae fácilmente cuando escucha un cuento.
  85. Está lleno de energía, incluso por la noche.
  86. Disfruta sentándose en el regazo de sus padres.
  87. Se enoja cuando se le llama antes de finalizar un juego.
  88. Disfruta montando en triciclo o bicicleta de forma rápida y arriesgada.
  89. A veces se queda absorto mirando durante mucho tiempo un dibujo de un libro.
  90. Está bastante tranquilo/a mientras espera postres como un helado.
  91. Es muy raro que se queje cuando está resfriado.
  92. Espera con ilusión las salidas familiares, aunque es no se emociona demasiado con ellas.

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