Así cambió Guadalupe la vida de la artista Mónica Guerrero Mouret

Mónica Guerrero Mouret (Ciudad de México 1962) se ha convertido en una de las fotógrafas más expuestas fuera de su país.  Museógrafa, curadora, promotora de arte en México, Centro y Sur América, Estados Unidos, Europa y países árabes, su vida siempre ha estado llena de imágenes. 

Imágenes para la madre sin vista

“Cuando tenía diez años mi mamá perdió la vista –nos confiesa Mónica–. Éramos entonces seis hermanos, uno recién nacido, luego llegó la séptima. Creo que desde entonces empecé a querer grabar todas las escenas para enseñárselas algún día a mi mamá”.

Finalmente, después de un largo proceso, su madre recuperó la vista. Las fotos de su hija le permitieron revivir las imágenes que sus ojos no habían podido percibir durante aquellos años privada de vista. Hoy tiene 82 años y está tan sana como para agarrarnos el coche sin permiso. 

Fue así como nació en Mónica la pasión por la imagen. Ahora bien, mientras crecía profesionalmente, su espíritu entraba en una tremenda lucha interior. 

“Durante años he vivido en una eterna pregunta sobre Dios, porque siempre he sido rebelde. En mi familia estábamos acostumbrados a rezar juntos, pero hay momentos en mi vida  llenos de silencios de Dios, de circunstancias inexplicables en las que yo me enfadé con el Señor”. 

La tragedia

La tragedia sacudió su existencia: “En poco tiempo vivimos el secuestro y liberación de mi esposo. A los pocos meses, lamentablemente, falleció en un accidente de avioneta”.

La vida de Mónica cambió del modo más insólito cuando menos se lo esperaba. 

Era el día de su cumpleaños, y se dirigía a su casa en la capital de México, en auto, donde la esperaban para festejarla. Cuando menos lo esperaba, ante su desesperación, quedó bloqueada en el tráfico. Un gran grupo de peregrinos que se dirigía al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe detenía el tránsito. 

Los peregrinos

Así recuerda Mónica aquel momento que cambiaría para siempre su existencia: “Le grito molesta al agente de tráfico que por favor me los quite del camino, que no llego a mi fiesta. El agente no sabía si reírse en mi cara o detenerme por loca. Eran miles de niños, ancianos, hombres, mujeres, sacerdotes… caminando. Y yo quería pasar, era muy tonta, realmente tonta”.

“No sé cómo, pero mi soberbia se aplacó con la medio sonrisa del agente – recuerda –. La Mónica orgullosa se topó con una pared de peregrinos. Me bajé del coche, agarré mi cámara y empecé a retratar caras llenas de lágrimas, manos ásperas agarrando un rosario, pies sucios, niños con su imagen de la Virgen. Al final nunca llegué a mi fiesta de cumpleaños, cambié de dirección y les seguí. Tenía mil preguntas que dirigir a esas personas que caminaban ¿Adónde van? ¿Por qué caminan? ¿Cuál es su final?”.

Fue así como Mónica descubrió su vocación de artista: inmortalizar en imágenes el corazón del fotografiado.

Mónica ideó la exposición multidisciplinaria “De Peregrina a Peregrina”, que transmite a través de fotografías, video, arte objeto, instalación y escultura del árbol de la vida, las diversas manifestaciones de la cultura mexicana a través de los pueblos como “peregrinos”. 

La exposición cuenta con cientos de coloridas y vivientes imágenes, que narran la historia de la tradición del peregrinaje en México, con sus miles de pasajes individuales.  Historias que merecen ser vistas y compartidas por diferentes miradas, dignificando la tradición del peregrinaje de México en el mundo.

“De Peregrina a Peregrina”

La exposición, y su correspondiente libro, comenzó su propia peregrinación en la misma Basílica de Guadalupe, en 2013. La Secretaría de Relaciones Exteriores de la República Mexicana eligió la exposición para presentarla en los consulados y embajadas de Estados Unidos, Sur, Centro América y Europa.

Una exposición, pero sobre todo, una caricia para el corazón de quien contempla las imágenes.Dos días después de la inauguración de mi exposición se me acercó una pareja y el señor, que no podía ver, me dijo: ‘¿tú eres Mónica? Escuché tu reportaje en la televisión y por eso estoy aquí en la Villa de Guadalupe. Te pido que me describas tu trabajo, cuéntame de tus fotografías, quiero conocerlas’”.

“Lo tomé de las manos e intenté relatarle por medio de olores, sensaciones y emociones cada imagen. El saber que mi obra se puede apreciar no solo con la mirada, sino con todos los sentidos, es una de las satisfacciones más grandes que he tenido”, explica Mónica.

Entre los momentos más inolvidables de la peregrinación que esta exposición está realizando por el mundo, Mónica cita en particular la exhibición que se organizó ante el muro entre México y los Estados Unidos. 

“La exposición fue mi agradecimiento público a la Virgen de Guadalupe y a mi país – asegura –. Es un acto de solidaridad con nuestros hermanos migrantes que van hacia un destino y en él no van solos, Ella los acompaña. Exponer en el muro, es recordarle al mundo que esta exposición es una armonía con una nueva nota musical  ‘Fe mayor’; mis imágenes son aliento de fe y amor para con los peregrinos y hermanos migrantes, pues sus sonrisas, miradas, pies descalzos, flores, cantos, vestimentas y oraciones nos unen a la misma Madre”, expresa.

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