Al celebrarse este domingo 15 de noviembre la IV Jornada Mundial de los Pobres convocada por el Papa Francisco, Mons. Cabrea López indicó que en esta fecha se busca “concientizarnos sobre el compromiso solidario que todos tenemos, como habitantes de una misma tierra, de apoyar a quienes viven en situaciones de pobreza, tendiendo la mano a todos aquellos que, desde la marginación social, claman ayuda y atención amorosa”.
“Tender la mano al pobre, dice el Papa, es una invitación a la responsabilidad y un compromiso directo de todos aquellos que se sienten parte del mismo destino”, dijo.
El Prelado recordó que en el tiempo de la pandemia de coronavirus COVID-19 se “ha incrementado el número de pobres en el mundo, por lo que el llamado es urgente”, y alentó a que “no limitemos nuestra ayuda, seamos conscientes de que al realizar solo actos aislados de apoyo y cercanía no será posible alcanzar el objetivo que el mismo Evangelio nos propone”.
“Pensemos en cómo, día a día, podemos hacer parte de nuestra vida el apoyo y la cercanía, no solo dando algunas monedas, sino buscando generar espacios que ayuden a que el nivel de vida de nuestros hermanos marginados sea elevado”, señaló.
“Como Iglesia, debemos esforzarnos cada día para dar lo mejor de nosotros mismos”, añadió, y destacó “el compromiso de muchos fieles que han hecho posible el que tengamos nuestro comedor diocesano en el que un grupo de laicos comprometidos dedican parte de su tiempo a preparar alimentos, los cuales son distribuidos en las zonas más pobres de la Arquidiócesis, por los jóvenes de la Pastoral Juvenil de Monterrey”.
El Arzobispo de Monterrey subrayó que “hay mucho trabajo por realizar, hay muchos hermanos nuestros que nos necesitan y no podemos permanecer indiferentes a ese llamado. Cristo mismo es quien nos llama a verlo a Él en ellos, en los más necesitados”.
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