El mensaje elaborado tras reunirse el 4 y 5 de noviembre, describe el difícil contexto país acentuado desde la llegada de la pandemia coronavirus.
Los problemas estructurales de la educación; “corrupción, pública y privada” que “no deja de dañar” la confianza y de “malgastar los recursos destinados a mejorar las condiciones de vida de nuestro pueblo”; el desafío “de superar la inequidad estructural, que genera aislamiento y marginación, polarización y división entre hermanos”; y la situación de los pueblos indígenas que son expulsados de sus territorios son algunas de las situaciones preocupantes para los obispos del Paraguay.
En ese contexto, “la pandemia y la suspensión de las actividades presenciales”, “son una oportunidad para generar un diálogo amplio, integrador y con horizonte en vistas a una reforma”, aseguraron.
“Esta es una ocasión propicia para plantear un proyecto convocante de todos los sectores interesados en diseñar e implementar las mejoras requeridas para las circunstancias y las tecnologías de hoy”.
“Necesitamos fortalecer la reconciliación entre todos los compatriotas y devolver la seguridad a la vida de todos. El camino de la violencia no es el que debemos transitar, para conquistar la justicia social que queremos”.
“Debemos promover un pacto social, fundado en una justicia transparente, objetiva y eficiente y en un compromiso común de buscar soluciones integrales e integradoras”.
“La vida política debe ser el lugar del debate, que propone y logra soluciones, con prácticas y actitudes libres de ideologías que atentan contra la vida y la dignidad de las personas y de la auténtica democracia”.
“Debemos decir definitivamente no al secuestro, a la extorsión humillante, al asesinato impune, al abuso de poder, al fraude y a toda práctica contraria a la dignidad de las personas, de la verdad y del bien”, sostuvieron los obispos.
En ese sentido, la construcción “de una sociedad más justa, más fraterna y equitativa, junto con los desarrollos sociales y económicos que necesita y exige nuestro país, descansa sobre los hombros de todos los paraguayos, pero responsabilizan principalmente a sus autoridades”.
Por ello, los obispos de Paraguay exhortaron a los poderes públicos, a los líderes políticos, sociales y económicos, “que no ahorren esfuerzos para propiciar un diálogo social abierto, participativo y transparente, que conduzca a definir e implementar las políticas y acciones adecuadas a este tiempo”.
“Esta es una condición indispensable para encontrar los consensos básicos que necesitamos como nación para el logro del bien común”, aseguraron.
Como Iglesia, “queremos que nuestra sociedad brille por su calidad humana, por sus valores y por, sobre todo, el amor fraterno. El mayor bien que todos debemos cuidar es el hermano, el prójimo”.
Por ello, “caminamos juntos, aportando desde nuestra misión evangelizadora, con la ayuda de nuestras estructuras pastorales y con la entrega al servicio de la vida, el don de Dios más preciado”, expresaron los Obispos de Paraguay al tiempo que pidieron la protección de la patrona del país, la Virgen de Caacupé.
Lea el mensaje completo AQUÍ.
Publicar un comentario