El Tribunal Superior de Sindh, Karachi (Pakistán), dictaminó este 9 de noviembre que no es legal el matrimonio de la católica Arzoo Raja, obligada a convertirse al islam y a casarse con su secuestrador, al confirmar médicamente que es menor de edad.
El 13 de octubre de este año Ali Azhar, un musulmán de 44 años vecino de la familia Raja secuestró a la niña católica Arzoo Raja cuando esta se dirigía a la tienda. Ese mismo día la menor fue obligada a convertirse al islam y a contraer matrimonio y convivir con Azhar.
El 27 de octubre el Tribunal Superior de Sindh emitió una orden judicial que respaldó lo declarado por el secuestrador, que dijo que la conversión y matrimonio forzado de la menor era libre y voluntario, y ordenó a la policía no arrestar a Azhar. Más tarde, el Tribunal se enmendó, detuvo al criminal y dispuso que Arzoo viva temporalmente en un centro de acogida.
El 5 de noviembre se realizó una audiencia por orden del Tribunal y se formó una comisión médica para determinar la edad real de Arzoo. De acuerdo con la ley provincial de Sindh (Sindh Child marriages Restraint Act 2013), un matrimonio no es legal si uno de los dos contrayentes es menor de 18 años.
En la audiencia del 9 de noviembre en Karachi, el Tribunal escuchó el informe del comité médico especial que determinó, en base a la osificación y apariencia física de la menor, que la edad de Arzoo está entre los 14 y 15 años y no 18 años, como su secuestrador intentó hacerla pasar, señaló la agencia vaticana Fides.
“Los jueces verificaron sus datos en su certificado de nacimiento, [que data el 31 de julio de 2007], emitido por la Autoridad Nacional de Registro y Base de Datos de Pakistán (NADRA) y en el certificado escolar, confirmando que la niña era menor de edad”, señaló Muhammad Jibran Nasir, abogado de los padres de Arzoo a Fides.
El Tribunal Superior de Sindh resolvió el caso como “matrimonio precoz” y ordenó que Arzoo no regrese con su supuesto esposo, sino que permanezca en la casa de acogida del gobierno “Hogar Refugio Panah”, que garantizará que Arzoo reciba alojamiento, seguridad y pueda asistir a la escuela “hasta la próxima audiencia el lunes 23 de noviembre”.
Según el abogado, por ahora la niña no regresará con sus padres, pues se negó a hacerlo y pidió regresar con Azhar. “La niña sigue traumatizada, la forma en que fue secuestrada, obligada a casarse y abusada dice que Arzoo ha sufrido violentos traumas físicos y psicológicos y necesita tiempo para recuperarse”, agregó.
Los miembros del Tribunal también ordenaron a la policía investigar “a las personas involucradas en este matrimonio precoz, en particular las que produjeron documentos falsos para declarar a la menor como si tuviese 18 años y aquellos que realizaron concretamente el matrimonio”, dijo Nasir.
“La Ley de matrimonio de Sindh de 2013 prohíbe el matrimonio de niños menores de 18 años y establece un castigo para los que participan en el matrimonio infantil, incluida la persona que organiza el matrimonio y el tutor del niño”, explicó.
Si bien personas como Ghazala Shafiq, activista cristiana, agradecieron al gobierno local y al Tribunal por la decisión, varios grupos y movimientos civiles continúan protestando de forma pacífica para hacer justicia a Arzoo y a “todas las niñas que pertenecen a las minorías religiosas secuestradas y obligadas a convertirse y casarse con sus secuestradores”, señaló Fides.
Antes de la reciente sentencia, el Arzobispo de Karachi, Cardenal Joseph Coutts, pidió justicia por el caso de Arzoo y exigió medidas severas para evitar que estos ataques “cada vez más frecuentes” como secuestros, conversiones al islam y matrimonios forzados de niñas que pertenecen a minorías religiosas en Pakistán, sigan ocurriendo.
Del mismo modo, el Obispo de Islamabad-Rawalpindi, presidente de la Conferencia Episcopal de Pakistán y presidente de NCPJ, Mons. Joseph Arshad, y el director de NCPJ, el P. Emmanuel Yousaf, pidieron al Gobierno que “intervenga en este caso, que ha ofendido a toda la comunidad cristiana de Pakistán”.
A este clamor se sumaron personas de diferentes confesiones como el Obispo Kaleem John de la iglesia anglicana de Pakistán y líderes pentecostales, bautistas y de otras confesiones, que respaldan la aprobación de la ley contra las conversiones forzadas presentada en la Asamblea Provincial en 2016.
El 28 de octubre, el Vicario General de la Arquidiócesis de Karachi y responsable de la Comisión Diocesana de Justicia y Paz, el P. Saleh Diego, lideró una protesta en la entrada de la Catedral de San Patricio, en la que participaron más de 300 personas entre cristianos, hindúes y musulmanes, señaló Fides.
Según Asia News, la Comisión de Justicia y Paz de Pakistán dijo que existen “muchos otros incidentes de este tipo que no se denuncian” y las conversiones forzadas se han convertido en el mayor instrumento de persecución contra los cristianos e hindúes.
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