George Weigel, miembro distinguido del Ethics and Public Policy Center y biógrafo de San Juan Pablo II, dijo a CNA –agencia en inglés del Grupo ACI– que McCarrick tiene una “personalidad patológica” y su capacidad para mentir y engañar a los que estaban a su alrededor fue un “hito” en su carrera y ascenso en la Iglesia.
El informe McCarrick del Vaticano, con más de 450 páginas, incluye detalles de las acusaciones hechas contra el excardenal durante varias décadas, comenzando en la de 1980. El informe señala que fue Juan Pablo II -Papa entre 1978 y 2005-, quien nombró a McCarrick como Obispo de Metuchen en 1981 y Arzobispo de Newark en 1986, sobre la base de su “experiencia, capacidades y logros”.
El informe indica que fue probablemente Juan Pablo II quien personalmente designó a McCarrick como Arzobispo de Washington, incluso luego de recibir acusaciones contra él en 1999, y luego de que otras consideraciones y acusaciones resultaran en la descalificación de McCarrick para liderar las arquidiócesis de Chicago y Nueva York.
“La información sobre McCarrick llevó a la conclusión de que sería imprudente transferirlo de Newark a otra sede en tres ocasiones: Chicago (en 1997), Nueva York (1999/2000) e inicialmente Washington (julio de 2000)”, refiere el informe.
“Sin embargo el Papa Juan Pablo II parece haber cambiado de opinión entre agosto y septiembre de 2000, lo que lo llevó finalmente a la decisión de nombrar a McCarrick en Washington en noviembre de 2000”.
El informe ofrece una serie de razones por las que Juan Pablo II habría cambiado de opinión. La primera fue que el Pontífice recibió “información imprecisa” de parte de varios obispos de Estados Unidos respecto al historial de McCarrick.
En efecto, tres obispos que recibieron diversas acusaciones contra McCarrick o que personalmente atestiguaron el acoso sexual a un joven clérigo, dijeron a la Santa Sede en el año 2000 que no estaban preocupados por la capacidad de McCarrick como obispo y tampoco tenían razones para sospechar de inconductas.
El informe agrega que San Juan Pablo II conocía a McCarrick desde la década de 1970 y que su defensa ante las acusaciones fue considerada plausible por el Papa.
“El informe habla de la relación personal de McCarrick con San Juan Pablo y ciertamente su capacidad de ganar y abusar de la confianza de otros es ahora un hito en su modus operandi”, dijo Weigel a CNA.
En el 2000, poco antes de su designación en la Arquidiócesis de Washington, McCarrick escribió una carta al secretario personal de San Juan Pablo II, el entonces Obispo Stanislaw Dziwisz, en la que negaba varias acusaciones presentadas a la atención del Papa.
“Es cierto, he cometido errores y me podría haber faltado la prudencia, pero en los 70 años de mi vida nunca he tenido relaciones sexuales con nadie, hombre o mujer, joven o viejo, y tampoco he abusado de nadie ni he tratado a nadie con irrespeto”, escribió McCarrick.
McCarrick insistió en que estaba feliz con quedarse en Newark, donde era entonces arzobispo, o renunciar, si es que el Papa se lo pedía.
“La carta de McCarrick al entonces Obispo Dziwisz, el secretario de Juan Pablo, es una mentira y un terrible ejemplo del abuso de una relación”, lamentó Weigel.
El informe también resalta las experiencias de San Juan Pablo II como obispo en Polonia durante la era soviética, durante la cual las autoridades comunistas usaban acusaciones de inconductas sexuales para desacreditar a la Iglesia.
“Aunque no hay evidencia directa, parece probable de la información obtenida, que la experiencia pasada de Juan Pablo II en Polonia respecto al uso de acusaciones espurias contra obispos para degradar el importante rol de la Iglesia contribuyeron en su disposición para creer en la defensa de McCarrick”, señala el informe.
Weigel dijo a CNA que “la experiencia de San Juan Pablo II, en Polonia y con la URSS, le dio cierta familiaridad con el uso de acusaciones sin sustento y mentiras contra sacerdotes y obispos, como táctica usada contra la Iglesia”.
“En el caso de McCarrick, el hecho simple es que las personalidades patológicas mienten y engañan a la gente –incluso gente inteligente y santa– y de eso era capaz McCarrick”, agregó.
Weigel dijo a CNA que los errores de juicio de Juan Pablo II deben verse en el contexto de los engaños de McCarrick. “McCarrick mintió y engañó a buena parte del episcopado de Estados Unidos”, aseguró.
McCarrick “mintió y engañó a muchos católicos, incluyendo a los que financiaban sus actividades, y a muchos en la izquierda católica, para quienes era un héroe. Y mintió y engañó a San Juan Pablo II”.
“Es la eterna paradoja de la Iglesia de la que habla Cristo en el Evangelio: sus más grandes santos y sus peores pecadores pueden vivir y trabajar lado a lado en el mismo campo”.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA
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