(EP/InfoCatólica) «Saben que en tiempo de lluvia esto sucede con frecuencia», ha dicho, considerando que tanto la empresa gestora, Ferrocarriles del Istmo, como las autoridades mexicanas, puesto que se trata de un servicio federal, deberían haber reforzado las vías.
Además, ha denunciado que, según residentes locales, la noche en que se produjo el descarrilamiento hubo robos de piezas de las vías. «No sabemos si las quitaron simplemente para venderlos como fierro viejo o si las quitaron con otra intención, pero deben investigarlo», ha dicho.
Proteger la integridad física de los inmigrantes
Solalinde ha instado una vez más a las autoridades mexicanas a tomar medidas para evitar tragedias como esta y, en concreto, ha propuesto crear un permiso de tránsito con una validez de 180 días, que permitiría a los inmigrantes circular por el país legalmente.
«Así también podrían pasar por territorio mexicano como quisieran –en avión, en tren, en coche, en camión– y no habría que obligarles a usar rutas clandestinas donde son presa de todo: extorsión, secuestro y descarrilamientos que les han costado la muerte», ha explicado, según el diario 'Milenio'.
Solalinde ha recordado al Estado mexicano que tiene la obligación de velar por los inmigrantes. «La situación legal es muy aparte de la responsabilidad ineludible de cuidar la integridad física de las personas que están en territorio nacional», ha sostenido.
El suceso ocurrió en la madrugada del domingo, cuando 'La Bestia' descarriló, por exceso de velocidad o las lluvias torrenciales, según las primeras hipótesis, a la altura de la localidad de Huimanguillo, en Tabasco, dejando al menos siete muertos y decenas de heridos.
El tren de carga ha descarrilado en la frontera entre los estados de Tabasco y Veracruz, una zona pantanosa a la que solamente se puede acceder por aire o con lancha, por lo que los servicios de emergencia todavía siguen buscando a los pasajeros.
'La Bestia' es un tren de carga que cruza México de punta a punta, por lo que suele ser el transporte elegido por inmigrantes de otras partes de la región, sobre todo centroamericanos, para llegar a la frontera con Estados Unidos.
Este trayecto es muy peligroso porque está controlado por organizaciones criminales dedicadas a robar y secuestrar a los inmigrantes que viajan en estos trenes para extorsionar a sus familias, pidiéndoles una gran cantidad de dinero a cambio de su libertad.
En los últimos años se han encontrado varias fosas comunes en los municipios fronterizos con decenas de cadáveres de inmigrantes, la mayor en Tamaulipas, con 72 centroamericanos, ya que, en caso de no conseguir el dinero exigido, estas mafias matan a los rehenes.
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