El Papa en Sta. Marta: el cristiano no debe perder la nostalgia de Dios
En la homilía de este jueves, el Santo Padre reflexiona sobre la sustancia de la identidad de un cristiano
Ciudad del Vaticano, 01 de octubre de 2015 (ZENIT.org) Redacción | 0 hits
Un cristiano nunca debe dejar de sentir la nostalgia de Dios, sino, nuestro corazón no puede hacer fiesta. Así lo aseguró el santo padre Francisco en la homilía de la misa celebrada en Santa Marta este jueves, en la que también recordó que la alegría del Señor es nuestra fuerza, en Él encontramos nuestra identidad.
El pueblo de Israel, tras largos años de deportación, vuelve a Jerusalén. El papa Francisco tomó como referencia la primera lectura, del libro de Nehemías, para ofrecer una reflexión sobre la sustancia de la identidad de un cristiano.
Así, señaló que, también en los años de Babilonia, el pueblo siempre recordaba la patria. Y después de muchos años, llegó finalmente el día del regreso, de la reconstrucción de Jerusalén y pide al escriba Esdras leer delante del pueblo el Libro de la Ley. El pueblo estaba feliz: “estaba alegre pero lloraba, y escuchaba la Palabra de Dios; tenía alegría, pero también llanto, todo junto”.
¿Cómo se explica esto?, se preguntó el Papa durante la homilía. Simplemente, “este pueblo no solo había encontrado su ciudad, la ciudad donde había nacido, la ciudad de Dios, este pueblo al escuchar la Ley, encontró su identidad, y por esto estaba feliz y lloraba”, explicó.
De este modo, Francisco prosiguió: “pero lloraba de alegría, alegría porque había encontrado su identidad, había reencontrado esa identidad que con los años de deportación se había perdido un poco. Un largo camino este. ‘No estéis tristes --dice Nehemías-- pues el gozo en el Señor es vuestra fortaleza’. Es la alegría que da el Señor cuando encontramos nuestra identidad. Y nuestra identidad se pierde en el camino, se pierde en tantas deportaciones o auto-deportaciones nuestras, cuando hacemos un nido aquí, un nido allí, un nido... y no en la casa del Señor. Encontrar la propia identidad”.
A propósito, el Papa se preguntó de qué forma se puede encontrar la propia identidad. “Cuando has perdido lo que era tuyo, tu casa, lo que era propio tuyo, te viene la nostalgia y esa nostalgia se lleva de nuevo a tu casa”, indicó Francisco. Y este pueblo --añadió-- con esta nostalgia, ha sentido que era feliz y lloraba de felicidad por esto, porque la nostalgia de la propia identidad le había llevado a encontrarla. Una gracia de Dios.
El Pontífice dio un ejemplo: “si nosotros estamos lleno de comida, no tenemos hambre. Si estamos cómodos, tranquilos donde estamos, no necesitamos ir a otro sitio. Y yo me pregunto, y estaría bien que todos nosotros nos preguntáramos hoy: ‘¿estoy tranquilo, contento, no necesito nada --hablo espiritualmente-- en mi corazón? ¿Se me ha apagado la nostalgia?’”
De este modo, invitó a mirar a este pueblo feliz, que lloraba y estaba alegre. “Un corazón que no tiene nostalgia, no conoce la alegría. Y la alegría, precisamente, es nuestra fuerza: la alegría de Dios. Un corazón que no sabe qué es la nostalgia, no puede hacer fiesta. Y todo este camino que comenzó desde hace años termina en una fiesta”.
Finalmente, el Obispo de Roma observó que el pueblo exultó con gran alegría porque había “entendido las palabras que habían sido proclamadas. Habían encontrado lo que la nostalgia les hacía sentir e ir adelante”. Por ello, invitó al concluir la homilía a preguntarnos cómo es nuestra nostalgia de Dios: “¿estamos contentos, estamos felices así, o todos los días tenemos este deseo de ir adelante?” Que el Señor --dijo Francisco-- nos dé la gracia. Que nunca, nunca, nunca, se apague en nuestro corazón la nostalgia de Dios.
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