En su discurso, el Santo Padre afirmó que “la ciencia es un medio poderoso” que está ayudando a comprender mejor la naturaleza y la salud humana, con tecnologías sofisticadas que incluso permiten “la modificación de nuestro propio ADN”.
“En este contexto, es esencial que aumente nuestra conciencia de la responsabilidad ética hacia la humanidad y el ambiente en el que vivimos”, advirtió durante una audiencia con los participantes de la Conferencia Internacional sobre Medicina Regenerativa promovida por el Pontificio Consejo para la Cultura.
“Al mismo tiempo que la Iglesia elogia todos los esfuerzos de investigación y aplicación encaminados a la atención de las personas que sufren, recuerda también que uno de los principios básicos es que ‘no todo lo que es técnicamente posible o factible es por esa misma razón éticamente aceptable’”, afirmó.
En ese sentido, Francisco recordó que la ciencia, como cualquier otra actividad humana, “tiene límites que se deben respetar por el bien de la humanidad, y ??necesita un sentido de responsabilidad ética. La verdadera medida del progreso, como recordaba el beato Pablo VI, es la que tiene por objeto el bien de todos los hombres y de todo el hombre”.
Cuatro verbos
En su discurso, el Papa Francisco también invitó a los participantes en la conferencia sobre medicina regenerativa a reflexionar sobre cuatro verbos: prevenir, reparar, tratar y preparar el futuro.
Sobre el primero, señaló que cada vez hay mayor conciencia de que muchos males se evitarían “si se prestara más atención al estilo de vida que asumimos y a la cultura que promovemos”.
En ese sentido, se refirió al impacto “que el humo, el alcohol o las sustancias tóxicas halladas en el aire, el agua y el suelo tienen sobre la salud humana”, e indicó que “un alto porcentaje de tumores y otros problemas de salud en los adultos se pueden evitar a través de medidas preventivas tomadas durante la infancia”.
Por ello, dijo que se requiere “una acción global y constante”, pero que “no se puede delegar en instituciones sociales y gubernamentales, sino que exige el compromiso de cada uno. Por lo tanto, es urgente que se difunda una mayor sensibilidad en favor de una cultura de la prevención como primer paso hacia la protección de la salud”.
Sobre el segundo verbo, “reparar”, Francisco destacó el esfuerzo científico por descubrir y difundir nuevos tratamientos, especialmente para “enfermedades raras, autoinmunes, neurodegenerativas y muchas otras”.
Dijo que el progreso en la investigación celular y la medicina regenerativa “ha permitido alcanzar nuevas metas en las técnicas de reparación de los tejidos y en las terapias experimentales, abriendo un capítulo importante en el progreso científico y humano, incluido en vuestra conferencia con dos términos: reparar y curar”.
En ese sentido, afirmó que “cuanto mayor sea nuestro compromiso en favor de la investigación, tanto más estos dos aspectos serán relevantes y efectivos, permitiéndonos responder de una manera más adecuada, incisiva e incluso más personalizada a las necesidades de las personas enfermas”.
Sin embargo, al abordar la reflexión sobre el verbo “tratar”, el Pontífice recordó que existen límites éticos que la ciencia debe respetar por el bien del ser humano. “Es esencial que aumente nuestra conciencia de la responsabilidad ética hacia la humanidad y el ambiente en el que vivimos”, señaló.
Finalmente, señaló que para “preparar” el futuro, “asegurando el bien de cada persona humana, tenemos que actuar con una sensibilidad tanto más aguda cuánto más potentes sean los medios a nuestra disposición”.
“Esta es nuestra responsabilidad con el otro y con todos los seres vivos. Efectivamente, hay necesidad de reflexionar sobre la salud humana en un contexto más amplio, teniendo en cuenta no sólo su relación con la investigación científica, sino también con nuestra capacidad de preservar y proteger el medio ambiente y con la necesidad de pensar en todos, especialmente en los que experimentan dificultades sociales y culturales que hacen precarios tanto el estado de salud como el acceso a las curas”, indicó.
Por tanto, dijo que pensar en el futuro significa emprender “un itinerario marcado por un movimiento dual. El primero, anclado a una reflexión interdisciplinaria abierta que involucre a muchos expertos e instituciones y permita un intercambio mutuo de conocimientos; el segundo, que consiste en acciones concretas a favor de los que sufren”.
“Ambos movimientos requieren la convergencia de esfuerzos e ideas capaces de involucrar a representantes de diversas comunidades: científicos y médicos, pacientes, familias, expertos de ética y cultura, líderes religiosos, filántropos, representantes de los gobiernos y del mundo empresarial. Me siento particularmente feliz porque este proceso ya está en marcha, y porque idealmente esta iniciativa una a muchos para el bien de todos”, afirmó.
Por ello, Francisco animó a los participantes a “cultivar con audacia y determinación los ideales que os han reunido y que ya pertenecen a vuestro itinerario académico y cultural. Os acompaño y os bendigo; y os pido, por favor, que recéis también por mí”.
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