Trinidad y Tobago: La Iglesia pide perdón a cincuenta años de la revolución del “Black Power”

Si uno viera las fotos de bailarines africanos danzando frente a la Catedral de la Inmaculada Concepción, en Puerto España, capital de Trinidad y Tobago, lo último que se imaginaría es que se trata del inicio de una procesión.

Pero eso sucedió el pasado Miércoles de Ceniza, en la conmemoración del cincuenta aniversario de la revolución del “Black Power” (“Poder Negro”) en estas dos islas caribeñas, muy cercanas a Venezuela.

Según informó Catholic News Service (CNS), un 26 de febrero de 1970, cerca de 200 jóvenes irrumpieron en la Catedral, cubrieron sus estatuas con tela negra y criticaron a la Iglesia por no haber defendido a la población de color en ese país.

Eran los tiempos de efervescencia del “Black Power”, un movimiento reivindicatorio de los derechos de los afroamericanos que enfatizaba el orgullo racial, el empoderamiento la creación de instituciones políticas y culturales para y de los afroamericanos de Estados Unidos.

El movimiento se extendió –a partir de 1965– a todos los rincones del mundo en donde hubiese poblaciones de color, como Trinidad y Tobago, un país que, como casi todo el Caribe, fue receptáculo de esclavos africanos desde el siglo XVI.

Una herida en el alma

El histórico acto de reparación y de concordia se celebró en el mismo lugar, en el mismo día, cincuenta años más tarde, organizado entre la Iglesia católica y el Comité Nacional de Acción Conjunta, el cuerpo líder del movimiento local “Black Power”

Durante la celebración eucarística del Miércoles de Ceniza, el arzobispo de Puerto España, Jason, Gordon (60) pidió perdón “por la forma en que nosotros, como Iglesia, no hemos sido más diligentes sobre el desarrollo de nuestra gente”.

El prelado, nacido en Trinidad y Tobago, también pidió perdón por los prejuicios, las presunciones sobre la raza y por el no haber dado ejemplo “a esta gente de lo que es construir una nación maravillosa”.

Siempre según el informe de CNS, Gordon se refirió a la “herida del alma” del país que “se manifiesta en los niños que recogen armas de fuego; en las madres que no tienen padres en sus hogares; en los niños que crecen sin padres; en la alta violencia que esto ha traído”.

Finalmente, el arzobispo de Puerto España pidió perdón por no haber contribuido a mejorar las condiciones económicas de la población de color en Trinidad y Tobago. “Los bolsillos de nuestro país se han quedado subdesarrollados. Tenemos que tener un plan para el desarrollo africano en Trinidad y Tobago”, subrayó.

La historia detrás de las protestas

El “Black Power” de los Estados Unidos influyó fuertemente en muchos territorios del Caribe. Apenas en 1962, Trinidad y Tobago había gestionado su independencia de Inglaterra.

La revolución de 1970 se dio cuando estudiantes de la Universidad de las Indias Occidentales ingresaron al Royal Bank of Canada en la Plaza de la Independencia de Puerto España. La intención era protestar pacíficamente por el tratamiento racista que había recibido algunos estudiantes en una universidad en Montreal (Canadá).

La policía antidisturbios los arrojó fuera del Banco, y terminaron refugiándose en la Catedral. Ahí pusieron paños negros a las “caras blancas” de los santos. El arzobispo Gordon dijo que la tela negra era “simbólico de que había algo que la Iglesia debía asumir, que no había podido asumir hasta ese momento”.

“Los acontecimientos de 1970 catapultaron a la iglesia en nuevas direcciones. Se rompió el molde del pasado y abrió un nuevo molde para el futuro”, terminó diciendo el arzobispo Gordon en su homilía. Un futuro que ha llegado hoy en plena igualdad de razas.

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