A través de Twitter, el P. Góngora, que cuenta con más de 35 mil seguidores en su “parroquia tuitera”, criticó que “la falsedad ideológica de nuestros días necesita del orgullo para aparentar lo que no es”.
La falsedad ideológica de nuestros días necesita del orgullo para aparentar lo que no es. Mientras que la verdad del amor se nos revela en la humildad.
Tú eliges. #Humildad2021 pic.twitter.com/Yknj0EfPm3
Muchos países e instituciones privadas “celebran” cada 28 de junio como el “día internacional del orgullo” gay o LGBT+ (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y más).
En tiempos recientes laicos católicos e incluso sacerdotes se han sumado a la celebración de esta fecha, que es usada como plataforma de promoción de la ideología de género: el mal llamado “matrimonio” homosexual, la adopción por parte de parejas homosexuales, los supuestos “derechos” trans, entre otros.
En diálogo con ACI Prensa, el P. Góngora señaló que “muchos católicos contemplamos con estupor cómo ciertos eclesiásticos están llevando una campaña a favor no de una acogida y conversión de aquellos que viven su sexualidad de forma ‘intrínsecamente desordenada’, tal y como dispone el Catecismo de San Juan Pablo II, sino de una operación de blanqueo del pecado para agradar al lobby LGTB, no sabemos con qué oscura intención”.
“En estos momentos, frente al emotivismo relativista camuflado en buenismo, permanezcamos firmes en la fe y doctrina de la Iglesia”, animó.
El P. Góngora recordó que la doctrina de la Iglesia es “el depósito de la salvación que Cristo nos ha dejado sobre el cimiento de los apóstoles y que está por encima del riguroso y mundanizado pensamiento único vigente, con el cual pretenden engañar a muchas almas”.
Lo que enseña la Iglesia sobre la homosexualidadLa enseñanza católica sobre la homosexualidad está resumida en tres artículos del Catecismo de la Iglesia Católica: 2357, 2358 y 2359.
En estos artículos la Iglesia enseña que los homosexuales “deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta”.
La homosexualidad como tendencia es “objetivamente desordenada” y “constituye para la mayoría de ellos (los homosexuales) una auténtica prueba”.
Apoyado en la Sagrada Escritura, la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados”, “no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual” y por tanto “no pueden recibir aprobación en ningún caso”.
“Las personas homosexuales están llamadas a la castidad” y “mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana”.
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