Muchos habrán oído alguna vez hablar de la ciudad de L’Aquila, en el Abruzzo, Italia. Lamentablemente, es conocida por el terrible terremoto del año 2009, que provocó una gran destrucción en el centro del país.
Hoy la ciudad a pesar de los años todavía no ha logrado ponerse en pie totalmente, y desgraciadamente perdió gran parte de su patrimonio cultural.
Uno de sus monumentos más afectados fue su hermosa catedral, que data del año 1200, dedicada a los santos Jorge y Máximo. Desde entonces, las funciones de la catedral se han transferido a la basílica de Santa Maria di Collemaggio, que está accesible parcialmente.
La construcción de la iglesia está ligada a los acontecimientos de la fundación de la ciudad; y, más precisamente, al nacimiento de la archidiócesis de L’Aquila, que tuvo lugar oficialmente el 20 de febrero de 1257.
En esa ocasión los ciudadanos solicitaron y obtuvieron el título de catedral para una iglesia dedicada a los Santos Máximo y Jorge.
Las causas del doble título siguen siendo inciertas, aunque San Máximo es el santo patrón de la diócesis junto a san Bernardino de Siena; y San Jorge, el nombre de una iglesia probablemente ya presente en la ubicación del edificio original.
No sólo el terremoto del 2009
La Catedral domina la plaza principal de L’Aquila, y en su fachada de estilo neoclásica, que bien podríamos decir «martirizada», se aprecian diferentes estilos arquitectónicos. Esto se debe a diversas reconstrucciones, ya que la iglesia original ha sido reconstruida tres veces, a causa de los terremotos de 1259, 1315 y 1703.
La fachada
Posee dos pilastras laterales y cuatro vigorosas columnas con capiteles jónicos. Está presidida por la solemne puerta de entrada, sobre la que se desarrolla un gran tímpano triangular; y más arriba se puede ver sus dos campanarios simétricos.
Frente a la catedral se encuentra una de las dos elegantes fuentes gemelas (que datan del siglo XIII) que decoran la Piazza del Duomo.
El interior con sus importantes obras de arte
El interior de la iglesia de estilo barroco, tiene una planta de cruz latina con una nave; y ofrece, con sus capillas laterales comunicantes entre sí, una versión original del modelo jesuítico.
La bóveda de la nave está pintada al fresco con las figuras de los santos protectores Máximo, Bernardino de Siena, Pietro Celestino y Equicio, obra de Annibale Brugnoli. La parte del crucero fue decorada por Venanzio Mascitelli, con la característica cúpula en falsa perspectiva, inspirada en los dibujos de Andrea Pozzo.
Un altar lateral alberga el importante lienzo del siglo XIX del pintor Teófilo Patini que representa a San Carlos Borromeo durante una epidemia de peste.
La catedral hoy
La construcción de una gran cúpula estaba prevista en el siglo XVIII, obra del arquitecto Sebastiano Cipriani. Hoy se estudia finalmente su edificación, cuando concluyan los trabajos de restauración; trabajos que aún, desafortunadamente, no se han puesto en marcha.
Muchas obras de arte de la catedral en este momento se exhiben en el Museo Nacional de L’Aquila.
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