Agradecimiento al ministro Gallardón


Quiero agradecer el ministro Gallardón el gesto de dimitir ante la negativa del gobierno de aceptar su proyecto sobre la ley del aborto. Bien es cierto que no puedo valorar en su conjunto la labor realizada por el ministro dado que no tengo suficiente información de toda su trayectoria en el ministerio. El agradecimiento lo circunscribo a esta ley, teniendo en cuenta que conozco detalles y circunstancias que se han dado en este proceso de elaboración del proyecto y también la trascendencia del mismo, y dado también que de lo que estamos hablando es de la vida del ser humano. En España se está perdiendo la sensibilidad ante muchas cosas. Hay millones y millones de euros desaparecidos o escondidos o robados y nos acostumbramos; en contrapartida hay millones de parados y nos acostumbramos. Aumenta escandalosamente el número de pobres y nos acostumbramos. La política en gran parte está podrida y nos acostumbramos y seguimos votando hasta que el olor sea nauseabundo. En este proceso de la ley del aborto lo que se ve con evidencia es que interesan más los votos que la realidad social o que los compromisos electorales o que la vida humana o que la coherencia y honestidad. La desfachatez política en muchos campos es evidente. En muchas cuestiones graves frecuentemente miran para otro lado o se desentienden o se encogen de hombros. Señor Gallardón su honestidad en lo referente a esta ley le enorgullece y enorgullece a todos los que como usted comparten posturas similares o comportamientos de lealtad a unos principios. Hoy necesitamos más frecuentemente la gallardía y talante del Sr. Ministro y no necesitamos la manga ancha de tantos y tantos que sólo buscan su propio provecho, sea a costa de lo que sea. Los que hablan del aborto en muchos casos desconocen totalmente la realidad: médica, psicológica y científica, diríamos que son ignorantes que en su ignorancia desafían a la ciencia, y defienden el aborto por los beneficios económicos que les proporciona, y lo hacen sin atender adecuadamente a la madre que a lo mejor en otras circunstancias dejaría vivir a su hijo inocente y sería feliz. Conocemos casos en los que esta realidad es así, casos en los que al haberse evitado el aborto: la madre es feliz, el padre es feliz, la familia es feliz y la hija fruto de ese embarazo vive felizmente junto a los suyos. El caso opuesto produce: tribulación, desazón, tristeza y luto en el alma, principalmente para la madre: que queriendo o sin querer, traiciona por aniquilación horrenda la linda vida de su encantador hijo.



8:54:00 a.m.

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