Empleo: no someter nunca la solidaridad con la lógica del beneficio financiero

(ZENIT- Bolonia 1 de octubre de 2017) “No sometamos nunca la solidaridad a la lógica del provecho financiero, porque haciendo así quitamos-yo diría que la robamos-a los más débiles que tanta necesidad tienen”, ha exhortado el Papa Francisco dirigiéndose l mundo del trabajo, desde Bolonia (Emilia Romaña, norte de Italia), el 1 de octubre de 2017.
Para la cuarta etapa de la visita pastoral del Papa Francisco en la diócesis de Bolonia, el Papa se ha encontrado al medio día con los representantes del mundo del trabajo, asociaciones, sindicatos, cooperativas y parados, en la “Piazza Maggiore” de la ciudad. Entre las delegaciones, ha saludado a los familiares de las víctimas del atentado de la estación de Bolonia que mató a 85 personas y más de 200 heridos, el 2 de agosto de 1980.
“Buscar una sociedad más justa no es un sueño del pasado sino un compromiso, un trabajo, que tiene necesidad hoy de todos” ha afirmado en su discurso: “La situación del paro de los jóvenes y de todos aquellos que han perdido su trabajo y son incapaces de reintegrarse, son realidades a las cuales no nos podemos acostumbrar, tratándolos como si fueran solo estadísticas”.
“La acogida y la lucha contra la pobreza se hacen en gran parte a través del trabajo, ha insistido el Papa. No se ofrece una verdadera ayuda a los pobres que no pueden encontrar trabajo ni dignidad”.
Difundiendo su mensaje por toda Europa, el Papa ha llamado “La Iglesia a la Comunidad y a la Universidad “ a dialogar y a colaborar, para que cada ciudad “respire”. Ha insistido para que “el trabajo, que es el factor primero de la dignidad, sea una preocupación central”.

Discurso del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, buen domingo!
Saludo a todos los que pertenecéis al mundo del trabajo, en la variedad de sus expresiones. Entre ellos hay desafortunadamente una negativa, que es la situación difícil, a veces angustiosa, de la falta de trabajo. Gracias por vuestra acogida!.
Vosotros representáis diversas partes sociales, a menudo en discusión, pero habéis aprendido que solamente juntos se puede salir de la crisis y construir el futuro. Solo el diálogo, con las competencias recíprocas, puede permitir encontrar respuestas eficaces e innovadoras para todos, incluso para la calidad del trabajo, en particular el indispensable bienestar. Es lo que algunos llaman el “sistema Emilia”. Buscar el perseguirlo. Es necesario soluciones estables y capaces de ayudar a mirar el futuro para responder a las necesidades de las personas y de las familias.
En vuestro territorio, se ha desarrollado desde hace tiempo la experiencia cooperativa, que nace del valor fundamental de la solidaridad. Hoy tiene todavía mucho que ofrecer, incluso para ayudar a muchas personas que están en dificultad y tienen necesidad de ese “ascenso social” que para algunos estaría fuera de uso. No sometamos nunca la solidaridad a la lógica del beneficio económico, porque haciendo así quitamos-podría decir robamos-a los más débiles que tienen tanta necesidad. Buscar una sociedad más justa no es un sueño del pasado sino un compromiso, un trabajo, que hoy tiene necesidad de todos.
La situación de paro en los jóvenes y la de todos aquellos que han perdido su trabajo y no encuentran reintegrarse, son realidades a las cuales no nos podemos acostumbrar, tratándolos como si se tratara solamente de estadísticas.
La acogida y la lucha contra la pobreza pasan en gran parte a través del trabajo. No se ofrece ayuda verdadera a los pobres sin que puedan encontrar trabajo y dignidad. Es el desafío apasionante, como en los años de la reconstrucción después de la guerra, que tantos pobres había dejado. El reciente “Pacto para el trabajo” (“Patto per il lavoro”), que ha visto todas las partes sociales, incluida la Iglesia, firmar un compromiso común para ayudarse en la búsqueda de respuestas estables-no limosnas-es un método importante que, lo deseo, podrá dar los frutos esperados.
La crisis económica tiene una dimensión europea y global; y como sabemos, es también una crisis ética, espiritual y humana. En la raíz hay una traición del bien común, tanto por parte de los individuos como de los grupos del poder. De manera que es necesario eliminar su centralidad de la ley del beneficio y de devolvérsela a la persona y al bien común. Pero para que tal centralidad sea real, efectiva y no solo proclamada por palabras, es necesario aumentar las oportunidades de trabajo digno. Es un deber que pertenece a la sociedad entera: en esta frase, de manera particular, todo el cuerpo social, en sus diversos componentes, es una llamada a hacer todos los esfuerzos para que el trabajo, que es el primer factor de la dignidad, sea una preocupación central.
Aquí nos encontramos delante de San Petronio, recordado como Pater y Protector y siempre representado con la ciudad en sus manos. Desde aquí vemos físicamente tres aspectos constitutivos de vuestra ciudad: La Iglesia, la Comuna y la Universidad. Cuando dialogan y colaboran entre ellos, el preciado humanismo que expresan se fortalece y la ciudad – por así decir – “respira”, tiene un horizonte y no tiene miedo de afrontar los desafíos que se presenten. Os animo a valorar este humanismo del cuál vosotros sois depositarios para buscar soluciones sabias y visionarias a los complejos problemas de nuestro tiempo, viéndolos como dificultades, pero también como oportunidades de crecimiento y mejora. Y lo que digo vale lo mismo para Italia en su conjunto como para toda Europa.
Queridos amigos, estoy particularmente cercano a vosotros, poniendo en manos del Señor y de Nuestra Señora de San Luca todas vuestras angustias y preocupaciones. A ella, venerada por todos los Boloñeses, nos dirigimos ahora con la oración del Ángelus.

© Traducción de ZENIT, Raquel Anillo

10:56:00 a.m.

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