Una de las características de la vida consagrada es “la simplicidad y la alegría” y precisamente por eso, “para reencontrar el gusto de la vida comunitaria, necesita buscar siempre la simplicidad, el afecto, las pequeñas atenciones, el servicio, la maravilla”, dijo el Papa
“Hoy, después de casi 80 años de la fundación del Instituto, más de mil Pequeñas Hermanas están esparcidas por el mundo. Se encuentran situaciones humanamente difíciles, con los más débiles y los más pobres”.
Pero “no solo allí para atender, educar, catequizar –también si estas cosas hacen bien–, sino para amar, para estar con los más pequeños, como hacía Jesús, para anunciar el Evangelio, con la sencilla vida hecha de trabajo, de presencia, de amistad, de acogida incondicionada”.
Francisco exhortó a “mantener ferviente la vida espiritual, porque es de este amor, recibido de Dios de modo incesante y siempre nuevo, que desborda vuestro amor por los hermanos y las hermanas”.
“No tengáis miedo de ir adelante, llevando en vuestros corazones al pequeño Niño Jesús, en todos los lugares en los que están los más pequeños de nuestra vida”, añadió.
También hizo un llamado a permanecer “libres de ataduras con obras y cosas, libres de amar a aquellos que encontréis, allá donde el Espíritu os lleve”.
El Obispo de Roma mencionó algunos problemas a los que deben hacer frente: la necesidad de abandonar las casas para huir, la edad, la soledad… “Pero en todo esto, el amor que lleváis en vuestros corazones hace de vosotras mujeres libres apegadas a lo esencial".
Por último, las invitó a ser obedientes a la autoridad eclesial y a iluminar “el mundo llevando la alegría del Evangelio en los barrios, las calles, mezcladas entre la muchedumbre, siempre cerca de los más pobres”.
También te puede interesar:
Vida consagrada empieza a corromperse en la falta de pobreza, alerta Papa Francisco https://t.co/Q4d4iOWrNx
— ACI Prensa (@aciprensa) 1 de octubre de 2017
Publicar un comentario