San Juan Bosco o Don Bosco, como es conocido, murió el 31 de enero de 1880, tras una vida entregada a la educación y formación de los jóvenes.
Diez años después, el 4 de junio de 1890 en Turín (Italia), comenzó el proceso de beatificación y canonización. El proceso diocesano duró siete años y tuvo una pausa de otros diez antes de su continuación en el Vaticano.
Según relata Mons. Enrico Dal Covolo, Obispo salesiano y Rector Emérito de la Pontificia Universidad Lateranense en Roma, el proceso en el Vaticano comenzó el 24 de junio de 1907.
En los años que duró el proceso romano se presentaron diversas objeciones a cargo del promotor de la fe, que era alguien designado para encontrar posibles objeciones a la causa; y que luego eran respondidas por el abogado defensor nombrado por los postuladores de la causa.
La respuesta satisfactoria a las objeciones contra Don Bosco, como la acusación de la búsqueda del éxito personal o la no obediencia al Arzobispo de Turín, Mons. Lorenzo Gastaldi; provino “de parte de los organismos establecidos para el proceso y de la suma autoridad del Papa. Por consiguiente, sobre todo las palabras de Pío XI, permanecen como un punto de referencia imprescindible para poder releer hoy el sentido profundo de la canonización de Don Bosco”, escribió Mons. Dal Covolo.
En febrero de 1927, el Santo Padre dijo: “El venerable Don Bosco pertenece a la magnífica categoría de hombres elegidos entre la humanidad, a aquellos colosos de inmenso beneficio; su figura fácilmente se recrea cuando es analizada minuciosamente, rigurosa ante sus virtudes, tal y como sucedió en las precedentes –largas y reiteradas- discusiones, entonces sucede que la síntesis –reuniendo las líneas dispersas- la restituye bella y grande, una figura magnífica, que su inmensa, insondable humildad, no lograba esconder”.
El proceso romano duró 20 años con algunos altibajos, como el del 20 de julio de 1926 cuando en una reunión preparatoria se dijo que el proceso ya no podía proseguir.
Dado el interés personal que tenía Pío XI en esta causa, pues fue amigo de Don Bosco, el proceso se reinició el 14 de diciembre de 1926, cuando se repitió la reunión preparatoria que puso en peligro la causa.
El proceso en el Vaticano culminó el 8 de febrero de 1927 y el decreto de la heroicidad de virtudes de Don Bosco se firmó el 20 de febrero, reconociendo que el fundador de los Salesianos vivió en grado heroico la fe, la esperanza y el amor.
En aquel entonces se requerían dos milagros para la beatificación, que se realizó el 2 de junio de 1929, y otros dos para la canonización que se celebró el 1 de abril de 1934. Actualmente se requiere solo un milagro para la beatificación y otro para la canonización.
El día de la canonización, el Papa Pío XI resaltó la figura de Don Bosco, “el apóstol de la juventud, completamente entregado a la gloria de Dios y a la salvación de las almas".
Luego de la canonización, indica la Agencia de Noticias Salesianas (ANS), el Rector Mayor de los Salesianos de entonces, el P. Pedro Ricaldone escribió: “Ciudad del Vaticano, primero de abril, a las diez y cuarto. Aleluya. El Vicario de Cristo acaba de proclamar Santo a don Bosco. Que él bendiga a Turín, a Italia, al mundo”.
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