“Las preguntas más profundas planteadas por esta pandemia son sobre Dios y sus designios”, escribió el 21 de abril en Angelus News. “¿Dónde está Él y qué nos está diciendo en este momento? ¿Qué le está diciendo a su Iglesia, a las naciones del mundo, a cada uno de nosotros en nuestras propias circunstancias personales?”, agregó.
“Veo que Dios nos llama, de la manera más dramática, a darnos cuenta de cuánto lo necesitamos, cómo no podemos vivir sin Él”, respondió. “Pero, también veo a Dios llamándonos a un sentido más profundo de solidaridad, para darnos cuenta de que somos responsables los unos de los otros, que dependemos y tenemos que cuidarnos entre nosotros”.
El Arzobispo recordó que en los primeros años del cristianismo, en medio de epidemias, las personas “se maravillaron de la caridad y la compasión de los cristianos” mientras cuidaban a los enfermos.
El Prelado señaló que ese servicio continúa hoy en la educación católica en línea, las comidas proporcionadas a los niños pobres, los bancos de alimentos y la asistencia financiera brindada a aquellos que necesitan alimentos, ropa y refugio.
“Es inspirador y hermoso. A través del testimonio de su amor, nuestros vecinos pueden ver la presencia del Señor resucitado, incluso en este momento de aflicción y adversidad”, comentó Mons. Gomez.
“Dios nos está pidiendo solidaridad en medio de las inseguridades y privaciones que definen la vida ordinaria de millones de personas en todo el mundo. Nos vemos obligados a prescindir de lo que la mayoría de nuestros hermanos y hermanas nunca han tenido”.
Además, el Prelado indicó que el conflicto causado por el difícil acceso a los sacramentos “es una cruz difícil de soportar”, y agregó que “tal vez Dios nos está pidiendo que compartamos los sufrimientos de los millones de católicos que viven bajo regímenes que reprimen o persiguen la fe. Estos hermanos y hermanas nuestros tienen hambre y sed de los sacramentos y no pueden recibirlos. Esta es su realidad diaria”.
El Arzobispo reconoció que si bien está agradecido de estar conectado con la gente de su Iglesia local a través de, por ejemplo, Misas transmitidas en vivo, la Misa virtual “sigue siendo virtual ... no es lo mismo que verse cara a cara, unidos en la comunión de Cristo”.
Mons. Gómez instó a los ciudadanos de Los Ángeles a “intensificar nuestras oraciones y sacrificios” por aquellos que viven en áreas donde la Iglesia es reprimida o perseguida.
“Unamos nuestros sufrimientos a la pasión de Nuestro Señor, en su Cuerpo vivo, su Iglesia. Ofrezcamos nuestros sufrimientos por cada persona que lleva mayores cargas que nosotros”.
Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en CNA.
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