La medida, según el Gobierno, se realiza para evitar la propagación del coronavirus.
La Ordenanza estatal No. 254, firmada por el gobernador Carlos Moisés, determinó que “en los servicios donde hay una celebración de la cena, con el intercambio de pan y vino, o la celebración de la comunión, los elementos solo pueden compartirse si están preenvasados para su uso personal”.
La medida sorprendió a los católicos, ya que es necesario que el sacerdote toque la hostia para la consagración y no se permite ningún tipo de envoltura sobre la especie eucarística. El tema fue mencionado por el profesor Felipe Nery durante una transmisión en YouTube del Instituto Borborema, una asociación cultural que busca rescatar la educación y cultura.
“¿Se ha convertido el gobernador en la máxima autoridad sobre cómo se debe realizar un rito religioso? ¿Quiere que todos lleven hostia a casa?”, reflexionó el profesor el 20 de abril.
En su sitio web, la Arquidiócesis de Florianópolis aclaró que “para la Comunión Eucarística, tanto el ministro (sacerdote, diácono o laico) como los fieles deben lavarse las manos con un 70% de alcohol en gel antes y después de la distribución”.
El profesor Felipe Nery advirtió sobre el peligro de las medidas drásticas que se están tomando en diferentes lugares en Brasil y en el mundo, y que terminan dañando la vida de fe de los católicos al prohibir las reuniones para rezar o reflexionar sobre la Palabra de Dios.
“En la localidad de Foz de Iguaçu se lanzó un teléfono para quejas sobre reuniones familiares y aglomeraciones en las casas. Se creó una 'línea directa' para eso”, comentó.
Nery enseñó que es necesario observar este fenómeno para poder cuestionar qué hay detrás de estas decisiones y citó el caso de Grecia.
“En Grecia, las campanas tenían prohibido sonar para que la población no tuviera ganas de ir a Misa. Además, el tradicional saludo de Pascua de los ortodoxos ya no se puede dar. Hoy, los griegos deben informarles cuando quieren salir de casa, diciéndoles a dónde van. Si una persona es atrapada en la calle sin haber programado una salida o sin una carta que demuestre que trabaja en un servicio esencial, recibirá una multa de 150 euros”, explicó.
Para el profesor Felipe Nery, el coronavirus se está utilizando para justificar este tipo de acciones contrarias al derecho a la libertad religiosa.
“Necesitamos parar y reflexionar. Se están tomando medidas de control del comportamiento. Se está observando cómo reacciona la población a cada orden determinada, es un gran experimento social”, observó.
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