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20 Abr. 20 (ACI Prensa).- El P. José Ruiz era capellán del Centro de Cuidados Paliativos Laguna en Madrid (España), falleció el pasado 31 de marzo por coronavirus. Se contagió al acompañar y cuidar de un voluntario del centro que había perdido a su esposa hacía pocas semanas y necesitaba acompañamiento.
D. José Ruíz, Patrono de la Sonrisa y del buen humor, intercesor de la amabilidad y de la palabra siempre a tiempo, de la broma oportuna y de la reflexión profunda. Capellán de LAGUNA. GRACIAS por todo. Siempre le recordaremos. pic.twitter.com/yj2t3UkcGq
— Hospital de Cuidados Laguna (@HCCLaguna) March 31, 2020
En un artículo publicado en el semanario católico Alfa y Omega el pasado 8 de abril, explican que el P. Ruiz se contagió antes incluso “de saber siquiera que el voluntario estaba enfermo” y de que se implantasen las medidas de cuarentena.
“No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Nos lo va a decir Jesucristo estos días, en el Evangelio que relata su Pasión. Nos lo dice cada día para que aprendamos a querer, como quiso Él. El capellán del Hospital de Cuidados Laguna, el padre José Ruiz, ha ido más allá dando la vida, no solo por sus amigos, apuntan.
El P. Ruiz dio la vida “poco a poco cada día, por enfermos que no se iban a curar, por sus familias, por sus compañeros, siguiendo los pasos de este Dios Amor, del que siempre hablaba con la auténtica pasión de un hombre profundamente enamorado a los 82 años”.
Y según recuerdan desde el Centro de cuidados Paliativos Laguna, “la muerte de nuestro capellán nos recuerda que cada vida es digna del mayor de los sacrificios, por pobre, pequeña y frágil que sea. Nos enseñó a sembrar esperanza, alegría, cariño, ternura, dedicación, y el tiempo y los medios que sean necesarios por un enfermo. Todo eso nos enseñó, y mucho más”.
“El P. José Ruiz celebró bodas paliativas, casando a personas cuyo último deseo era estar juntos hasta el final, aunque ya estuviera muy próximo. Pero también bautizos de niños muy enfermos que tampoco iban a vivir mucho. Estuvo en el momento del dolor pero también en el de la alegría, porque siempre en el sufrimiento puede haber felicidad, cuando hay amor por medio”, aseguran.
También destacan que a la hora de celebrar cumpleaños “él era el primero en animarse para acercar la figura amable, alegre y sonriente de Nuestro Señor a los enfermos”.
“Todos recordamos el mítico cumpleaños de nuestro paciente Mateo, cuando don José matriculó la silla de ruedas y nos animó a mover Roma con Santiago para organizarle un tablao flamenco en la sala del hospital. Ver la sonrisa imborrable de un paciente con ELA que va a morir al ver a los excepcionales artistas de Fundación Casa Patas actuando es una experiencia increíble, inolvidable”, recuerdan.
“Yo no podría haberlo dicho con palabras mejores. Querido don José, patrono de la sonrisa y del buen humor, intercesor de la amabilidad y de la palabra siempre a tiempo, de la broma oportuna y de la reflexión profunda, de la ternura y del buen hacer callado, alegre y generoso. Capellán de Laguna. Gracias por todo. Siempre le recordaremos”, precisaron.
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