El ciclismo es, en realidad, el segundo deporte de Roglič. De joven, este muchacho del pequeño pueblo de Kisovec, en el centro de Eslovenia, era un saltador de esquí en ciernes. En 2006, ganó el título de vicecampeón mundial en la categoría júnior con el equipo esloveno de salto de esquí. Un año después, los jóvenes saltadores de esquí eslovenos derrotaban a la élite mundial en el salto de esquí de 90 metros en Planica, el famoso centro nórdico esloveno.
Además de Roglič, de por entonces 17 años, el equipo victorioso incluía a Jurij Tepeš, Mitja Mežnar y Robert Hrgota, y todos ellos han hablado de sus felices recuerdos con Roglič.
JURIJ TEPEŠ: “Primož siempre ha sido el mismo, un muchacho amable y sencillo. Sus resultados cuentan su propia historia. Se necesita trabajo duro para lograr eso. Al margen del talento, no puedes triunfar sin trabajo duro. En cuanto Primož toma la decisión de hacer algo, no hay quien lo detenga. Así era cuando hacía salto de esquí y es el mismo con el ciclismo”.
Y prosigue: “Hay un estupendo dicho esloveno: las aguas tranquilas son las más profundas. Así es Primož, como el agua tranquila. De él podemos aprender que cualquier cosa es posible. Por supuesto, cada uno tiene sus propias limitaciones, pero si nos mentalizamos en una meta, podemos superar muchísimos obstáculos. Obviamente, son necesarios muchos sacrificios, establecer prioridades y eliminar ciertos deseos”.
ROBERT HRGOTA: “Primož establece sus ideas y objetivos al principio de la tarea, sigue sus capacidades y nunca intenta buscar ninguna excusa. Cuando éramos unos ‘mocosos’ nos llevábamos estupendamente, fuimos al instituto juntos, eran buenos tiempos. Estoy feliz de haber vivido mis años de adolescencia con estos chicos”.
MITJA MEŽNAR: “Éramos un buen equipo. Pero el éxito de Primož después de pasarse al ciclismo ha sido absolutamente increíble, inconcebible. Siempre le gustó la bici, pero como saltadores de esquí no se nos permitía montar entonces. Siempre hacía lo que le decían y más aún”.
“Eslovenia es un país muy pequeño, pero tenemos muchos atletas de alto nivel. Según parece, tenemos voluntad. Los atletas pueden ser enormes modelos para la gente: cuando pasas por tiempos difíciles, piensa en alguna persona que quizás lo haya pasado peor pero lo haya superado y prosperado”.
Agradecido por toda la experiencia
Tras ganar el título del campeonato mundial júnior en 2007, ese mismo mes Primož Roglič experimentó la peor pesadilla de los saltadores de esquí. Tuvo una mala caída en un salto en Planica; estuvo inconsciente 10 minutos. Sufrió una seria contusión y se rompió la nariz. Según se recoge en una entrevista en el periódico Siol:
“Hoy no diría que esta caída haya sido decisiva en mi carrera deportiva”, solía decir Roglič durante una década después de su escalofriante accidente. “Seguí con el salto de esquí durante al menos cuatro años más. Creía firmemente que podría prosperar, de alguna forma. Al volver la vista atrás, me siento agradecido por toda la experiencia que logré con el salto de esquí y por tener ‘una segunda oportunidad’ como ciclista. Aunque el antiguo deporte y el nuevo tienen algo en común; he aprendido que, independientemente de la gravedad de la caída, hay que levantarse y seguir adelante”.
Hito tras hito y una cruz en el brazo derecho
Roglič no renunció en seguida al salto de esquí. Fue en 2012, después de unas cuantas temporadas mediocres y algunas lesiones, cuando se despidió definitivamente del deporte nórdico. Con 21 años se compró su primera bicicleta “seria” y empezó como ciclista amateur para unirse más tarde a un equipo profesional de ciclismo en Eslovenia.
Y continuó logrando nuevos hitos. En 2016, ganó su primera etapa en el Giro d’Italia y un año después en el Tour de Francia, donde logró el cuarto puesto en la clasificación general final en 2018. Además, ha sido el primer esloveno de la historia en ganar La Vuelta a España. En 2019, Roglič consiguió el logro de toda una vida: fue padre.
Antes de empezar la carrera, Primož hace la señal de la cruz.
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