El Papa explicó que donde está Dios, también debe estar el hombre. “Si alguno dice ‘Amo a Dios’, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve» (1Jn 4, 20)”.
“Si tú rezas muchos rosarios al día pero luego chismorreas sobre los otros, y después tienes rencor dentro, tienes odio contra los otros, esto es puro artificio, no es verdad”, sostuvo Francisco.
El pontífice prosiguió este miércoles con el ciclo de catequesis sobre el tema de la oración de los salmos y se centró en el impío: “Es aquél que vive como si Dios no existiese y cerrado a la trascendencia”.
“Dios no sostiene el “ateísmo” de quien niega la imagen divina que está impresa en todo ser humano. Ese ateísmo de todos los días: yo creo en Dios pero con los otros mantengo la distancia y me permito odiar a los otros.
Esto es el ateísmo práctico. No reconocer la persona humana como imagen de Dios es un sacrilegio, es una abominación, es la peor ofensa que se puede llevar al templo y al altar”, abundó.
En este sentido, auspició que la oración de los salmos ayude a las personas no caer en la tentación de la “impiedad”, es decir “de vivir, y quizá también de rezar, como si Dios no existiera, y como si los pobres no existieran”, concluyó.
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