Un altar de muertos con sentido católico: oración y memoria

A la pandemia de la Covid-19, que ha dejado 91,000 fallecidos (cuarto lugar mundial), se suman los 2,300 asesinatos dolosos que hubo, tan solo en el mes de octubre. Habrá más tristeza y menos colorido. Y nula concentración popular.

El Día de Muertos es una de las costumbres más arraigadas en la cultura mexicana; costumbre que ha traspasado fronteras y atrae a millones de personas a los cementerios, a las plazas públicas, a los atrios de las iglesias y de los edificios públicos, para colocar ofrendas, visitar a los difuntos y poner los altares a la memoria de los que se nos han adelantado en el viaje final.

Citado por el semanario Desde la Fe, el padre Rogelio Alcántara, director de la Comisión para la Doctrina de la Fe de la Arquidiócesis de México, señaló que el culto a los muertos se remonta por lo menos al año 1,800 Antes de Cristo. Los mexicas lo tenían muy arraigado, tanto que en su calendario existían dos meses dedicados a esa celebración.

Sincretismo y Hollywood

El elemento sincrético, la mezcla de culturas y religiones que dejó la Conquista y colonización de lo que ahora es México, está absolutamente presente en los altares de muertos que colocan los mexicanos cada año, el 1 y el 2 de noviembre. Conforme van olvidándose las raíces cristianas, el elemento prehispánico se toma como única referencia de los altares, pero no es así.

Es cierto que se combina el pensamiento religioso, principalmente, de los mexicas (los aztecas), en el sentido de que los muertos deben sentirse queridos, si no vagarían sin rumbo; pero, también lo es que el elemento cristiano hace referencia a la oración por los muertos, sobre todo para que obtengan la gracia de salir del purgatorio, y a los vivos, que Cristo ha vencido a la muerte.

Lo que sí es un elemento espurio es el hecho de “juntar” el Día de Muertos con la celebración del Halloween. “Atrás quedó el desfile del Día de Muertos al estilo de Hollywood que adoptó la Ciudad de México para imitar una marcha ficticia en la película de James Bond de 2015 «Spectre». Halloween, con sus actividades grupales más arriesgadas (fiestas de disfraces y truco o trato) se ha retirado ante la pandemia”, dice una reciente nota de la agencia AP.

Volver a casa

Los altares de muertos eran una costumbre de casa. Sigue siendo, pero con el paso de los años se había trasladado más hacia los espacios públicos. La pandemia y la necesidad de distanciamiento social, cuando menos en 2020, volverá a llevar los altares a la casa de las personas y a realizar ofrendas con altares simples pero mucho más cercanos a la persona fallecida.

“Este año, el Día de Muertos debe celebrarse virtualmente”, dijo a la AP el encargado de la cartera de cultura de la Ciudad de México, José Alfonso Suárez del Real, quien invitó a los habitantes de la ciudad a publicar fotos o videos de sus altares en un sitio web de la ciudad. “Es fundamental que recuperemos y adoptemos una vez más los altares a nuestros muertos, que son altares domésticos”, recalcó.

Aunque, definitivamente, no es lo mismo, la agencia funeraria Gayosso, una de las funerarias más grandes del país, puso en servicio «Lazos», un sistema en línea para enviar flores directamente a las tumbas y mausoleos. Y, con cementerios y mausoleos cerrados debido al riesgo de infección del coronavirus (ahora combinado con la temporada de influenza), la compañía ofrece misas en línea para los difuntos.

¿Es católico poner en estas fechas un altar de muertos?

Preguntado por Desde la Fe, el padre Alcántara respondió con un enfático “no” si el altar de muertos se realiza ensalzando la muerte, tratando de imitar la filosofía de los mexicas y quitando todo elemento católico introducido por los misioneros en el siglo XVI para la evangelización de las culturas precolombinas. No obstante, la respuesta cambia a un “sí”, siempre y cuando se le dé a esta conmemoración una connotación auténticamente cristiana.

“Puedo recordar a través de un altar de muertos que puedo hacer por mis difuntos una gran obra de misericordia: orar a Dios (Uno y) Trino por la salvación de estos; hacer una confesión y participar en la Santa Misa, para ganar por ellos la indulgencia plenaria, etcétera”, enfatizó el padre Alcántara.

“Así, un altar de muertos daría mucho fruto y estaría muy lejos de la distorsión que de esta conmemoración ha hecho el Halloween, que se ha desvirtuado hasta llegar a ser una invocación a los demonios”, finalizó el encargado de la oficina para la Doctrina de la Fe en la Arquidiócesis primada de México

Lo que debe llevar el altar

Siendo, como es, una mezcla de elementos prehispánicos purificados y encauzados hacia “el Dios verdadero por quien se vive” (como diría la Madre de Dios en su advocación de Guadalupe a San Juan Diego), el altar de muertos, sobre todo el que se instala en la casa, es un espacio de memoria y de oración por los familiares y amigos que han fallecido.

La tradición propone una estructura mínima de ocho símbolos que deben estar presentes: tres niveles (que representan a la Iglesia militante, purgante y triunfante); un arco como alegoría de la entrada al cielo; la Cruz de Cristo junto con una imagen de María (casi siempre, en México, es María de Guadalupe); agua bendita, que recuerda el bautismo; fotografías de los seres queridos que han fallecido; veladoras; la comida que le gustaba a la persona en vida, y un buen número de flores de cempasúchil, la flor amarillo naranja que hizo famosa en el mundo la película “Coco”.

Quizá sea la flor de cempasúchil el elemento más representativo de los altares de muertos. Representa la luz del sol y es parte de las tradiciones precolombinas mexicanas, que creían que guiaba a los muertos hacia el altar. Habitualmente las flores se colocan en forma de cruz, condensando en una sola figura el encuentro de las dos culturas.

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